Capítulo XXIII

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Las horas corren y no encuentro a Derek es como si nunca hubiera existido y fuera producto de mi imaginación todo. He recorrido cada rincón del hospital sin obtener resultados y entonces recuerdo que tenemos un sótano al que nadie va desde hace mucho tiempo porque ahí solo había polvo y cosas viejas.

Me dirijo hacia allá sin que me vean hacerlo o sería raro. Bajo las escaleras despacio tratando de no hacer ruido con mis zapatos para no alertar a nadie en caso de que ahí abajo hayan personas.

Abro la puerta y entro. A simple vista solo hay equipos obsoletos que se quitaron hace mucho camas de las antiguas que pesaban muchísimo y mucho polvo.

Saco un pañuelo y tapo mi nariz y boca para evitar que el polvo me afecte. Camino entre las cosas en busca de algo ya que este es mi último recurso. Entonces después de caminar un poco mi pie se enreda con una alfombra y caigo.

Cuando me levanto puedo la alfombra y encuentro una puerta en el piso de las que se abren hacia arriba. Agarro en asa y la abro para luego bajar otra serie de escaleras y otra puerta pero esta vez se oyen voces desde adentro.

Abro un poco para poder ver y en la habitación solo se encuentra Rubén hablando por teléfono.

- Veo que se desquitó. - hay un pequeño silencio y luego vuelve a hablar - me encargaré de dejarlo como ordenó señor Máximo, no se preocupe parecerá un linchamiento del personal.

Se queda escuchando lo que le dice la otra persona.

- Pero eso es muy pronto y cómo voy a justificar su muerte. Tres días son muy pocos para traerle a Alan y más si Lara.. - se calló de golpe sin terminar la frase. - bien señor, como quiera. - Y al fin cuelga.

En mi mente se repiten sus palabras y me detengo en una Máximo ese nombre me suena de alguna parte. Trato de recordar con todas mis fuerzas y entonces mi cabeza hace clic.

Flash back
- ¡Adrián! Hola. Me alegro que hayas venido a mi viesta - se nos acerca un señor un poco mayor pero en muy buena forma.

- Hola Máximo, te presento a mi compañera Lara.

- Mucho gusto señorita - besó mi mano y me miró con cara pícara. - espero podamos divertirnos juntos.

- Lo siento Máximo pero no va a ser posible, esta noche está linda señorita es mía.

- Claro, no pretendo quitarte a tu reina. Me están llamando, disfruten de la fiesta.

- Gracias - hablé por primera vez y le di una sonrisa de labios cerrados.

Fin del Flash back

Ese es el nombre de aquel hombre que nos saludó ye la fiesta que fuimos Adrián y yo. Pero además de eso recuerdo la charla que tuvimos el día que me envió esa nota y nos encontramos en la fábrica abandonada.

- ¿Por qué no me dice que quiere de una vez?

- Me dijeron que eras una chica con muchos secretos así que quise conocer cuales serían. - se limpió la boca con la servilleta - descubrí muchas cosas sobre ti. Entre ellas tu pequeña obsesión por el sexo. Tu cuarto del placer es envidiable. También tu romance con uno de tus pacientes, aunque creo que debería decir dos.

- ¿A dónde quiere llegar?

- Quiero que dejes de meterte donde nadie te llama y que te mantengas haciendo tu trabajo.

- ¿Qué tiene que ver usted con eso?

- Nada, solo te estoy dando un consejo.

- Pues gracias.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora