Capítulo IV

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Después de la noticia que recibí en esa llamada cuelgo y me cambio lo más rápido de ropa para ir de vuelta a ese hospital.

Otra vez me encuentro frente al gran edificio. Sin pensarlo más entro pasando por los largos pasillos hasta toparme con un cuerpo y varias personas a su alrededor.

Los forenses están trabajando junto a un grupo pequeño de policías. El cuerpo se encuentra cubierto con una sábana blanca impidiendome ver su rostro. Un poco más adelante hay una enfermera que se encuentra a punto de un colapso mientras habla con un policía.

A mi parecer debe ser la que encontró a la víctima.

El director aparece en mi campo de visión y me hace señas para que me acerque.

- ¿Que sucedió? - es lo primero que digo

- Alba encontró a Gael muerto en el pasillo. Nadie sabe quién fue ni que pasó.

Alba es la enfermera que minutos antes vi con el policía y las palabras del director confirman mi teoría.

Descubren el cuerpo para fotografiarlo y ahí es cuando lo observo.

Gael está rodeado de un charco de sangre y tiene varios cortes en el cuerpo, el primero en las muñecas en un corte dejando completamente abierta las venas. El segundo es una herida profunda en el pecho que puede perfectamente haber atravesado su corazón y por último una perforación en la vena horta.

Es obvio que si no murió por la herida en el corazón, murió desangrado.

Los policías se llevan el cuerpo y por fin desaparecen del lugar dejando que las encargadas del lugar limpien todo para poder seguir la jornada de trabajo mañana.

Después de esto lo más lógico es que refuercen la seguridad del hospital, pero no, en un lugar como este es común que ocurran muertes a menudo. La mayoría de los casos son resueltos pero no pueden hacer nada más al respecto.

Se supone que están aquí porque no pueden ir a una cárcel y los empleados saben el riesgo que corren al estar en un sitio como este.

Luego de todo este desastre me voy a mi habitación y trato de dormir, pero al no conciliar el sueño me dispongo a trabajar.

Me pongo mi bata y voy a por mi nuevo paciente al cual le tengo que hacer los exámenes de rutina para poder diagnosticarlo.

Le pido al guardia que me abra la puerta de Alan Smith y el cumple la orden sin rechistar.

- Vamos, vendrás conmigo y te haré algunas pruebas para poder diagnosticarte - le hablo para que sepa lo que vamos a hacer.

Empiezo a andar y a los pocos segundos siento una potente mirada sobre mi. Sé que es él pero también siento los pasos del guardia siguiéndonos.

- Puede dejarnos solos - me dirijo al hombre girandome para mirarlo

- ¿Está segura señorita?

- Si

El hombre asiente y se marcha.

- ¿No tienes miedo de que te haga algo? Podría atacarte en este momento. - habla de repente Alan y escuchando su voz por primera vez.

Tiene una voz muy varonil, voz que me erizo hasta el último bello de la piel.

- Si te soy sincera, no le temo a nada. Y sí, podrías atacarme pero eso no te serviría de nada. No vas a salir de aquí. - respondí a su pregunta.

Se queda callado, supongo que estará pensando en lo que he dicho.

Llegamos al laboratorio, abro la puerta y espero a que pase para cerrarla.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora