Capítulo XI

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Son las siete y media y ya estoy completamente lista. Me puse un vestido rojo intenso que combina a la perfección con mi pelo.

Es demasiado sensual, con un corte en la pierna y la espalda descubierta. Perfecto para la ocasión. Mi pelo está recogido en una coleta alta y para terminar unos tacones de agujas plateados que combinan con mis joyas.

Al no tener mucho que hacer voy a la cocina y saco una cuña de pizza congelada, la meto en el microondas y espero a que se descongele por completo.

La saco cuando siento el pitido y empiezo a comérmela. Tocan la puerta así que voy a abrir y me encuentro a un Adrián con un traje completamente negro que le queda más que bien.

No puedo evitar quedarme con la pizza a mitad de camino al verlo.

- Vaya, parece que te gustó mi elección. - me mostró una sonrisa juguetona.

Yo solo pude morderme los labios y moverme a un lado para que pasara. Trago saliva y decido por fin hablar.

- Llegas diez minutos antes y tengo que aceptar que te ves muy sexy.

- Pues ti también te ves increíble con ese vestido, me dan ganas de empezar la fiesta aquí. - se acercó y mordió un pedazo de mi pizza.

- Ok, vámonos antes de que cambie de opinión. - dije comiendo lo que me quedaba de pizza y cogiendo mi bolso para salir por la puerta.

Adrián salió detrás de mi, cerré la puerta con seguro y cuando iba a empezar a caminar me agarró por el brazo, me pegó a la pared acorralándome, me agarró por el cuello con una mano y antes de besarme me dijo:

- Vas a ser la puta ama de la fiesta. - sus labios se movieron sobre los míos y luego de ese beso tan intenso se separó.

Uff menos mal que me puse el pintalabios permanente

"Sí, si no hubieras pasado a ser el payaso de la fiesta"

Muy graciosa

Salimos y nos montamos en el auto descapotable de Adrián.

Mencioné que era un importante empresario

"Yo creo que no"

Arrancó el carro y se pudo sentir los cinco caballos de fuerza que tiene con un gran rugido. Salimos a la máxima velocidad establecida por las calles hasta llegar a nuestro destino.

- Que bueno que aceptaste porque si no me hubiera tocado invitar a la empleada y lo más probable es que se asuste. - me dijo cuando abrió la puerta del auto y me tendió la mano para ayudarme a bajar.

- No creo que sea la única opción. Sí la primera pero no la única. - fue mi respuesta.

Caminamos por una bonita alfombra roja hasta llegar a la entrada de la bella mansión.

- Y bien, ¿A qué jugaremos hoy?

- Tengo ganas de mucho sexo.

- Entonces quieres muchos chicos, lo entiendo. - puso su mano en mi cintura y nos guió por el salón.

- ¡Adrián! Hola. Me alegro que hayas venido a mi viesta - se nos acerca un señor un poco mayor pero en muy buena forma.

- Hola Máximo, te presento a mi compañera Lara.

- Mucho gusto señorita - besó mi mano y me miró con cara pícara. - espero podamos divertirnos juntos.

- Lo siento Máximo pero no va a ser posible, esta noche está linda señorita es mía.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora