Capítulo I

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Cuando descubrí los demonios que llevo dentro, cuando decidieron salir a flote desde ese momento me volví lo que nadie esperaba que pasara, me convertí en una Ninfómana en todo el sentido de la palabra. Me atraía todo tipo de hábitos sexuales, todas las distintas formas de practicar el sexo.

Desde sadomasoquismo, tríos, las orgías y hasta el punto medio entre el sado y lo cariñoso. Me gustaba ser ama, sumisa, el centro de atención entre dos hombres, la excitación de mirar e incluso que me trataran como una muñeca.

El dolor me daba placer y el cariño me gustaba pero no me llevaba al límite. Disfrutaba cada nalgada, cada vez que me esposaban y siempre pedía duro hasta el fondo.

Era una adicta al sexo y no podía parar, las ganas intactas 24/7. Podía estar las 24 horas en un cuarto liberando orgasmos tras orgasmos y me encendía con una facilidad increíble.

No les voy a mentir a veces tenía mis troques donde quería a un hombre tierno, que me diera bombones y rosas. El típico Christian Grey que era romántico en público y salvaje en la intimidad.

Debido a estos gustos atípicos y repudiados por la sociedad decidí mudarme de casa de mis padres a vivir sola, donde podía hacer lo que quisiera en donde quisiera y cuando quiera sin impedimento alguno.

Hice mi propio cuarto del placer que no tenía nada que envidiarle al de los libros que leía.

Me gradué de psiquiatra producto de mi obsesión por los psicópatas.

Que me haya graduado de psiquiatra es algo ilógico, me dedico a tratar de entender el cerebro de otras personas cuando deberían estar tratando el mío.

Trabajo en una institución de alta seguridad, en ella se encuentran los peores psicópatas, asesinos, sociópatas y cualquier tipo de persona que se considere un peligro para la sociedad, las mayores mentes asesinas que se podrán encontrar.

Se preguntaran si tengo miedo. Pues la respuesta es no, creo que soy igual o incluso peor que ellos. La única diferencia es que ellos están encerrados y yo no.

Según mis propios estudios me he clasificado como una psicópata altamente peligrosa. ¿Pero como no he terminado como ellos si soy una psicópata? Simple, parte de ser lo que soy es ser tan bueno como para engañar la mente de los demás.

Para el mundo soy una persona normal pero cuando nadie me ve, cuando nadie sabe dónde estoy o que hago me transformo en un monstruo que no es capaz de sentir nada por nadie y que puede llegar a matar si es necesario.

Me encargaba de todos los pacientes con mi compañera, solo habíamos dos psiquiatras en toda la institución. ¿Por qué? No porque no quisieran contratar a más personas sino porque nadie quería o se atrevía a trabajar en un lugar tan peligroso como este.

Yo, bueno ya deben saber porque estoy aquí ahora mi compañera, mi compañera es una mujer que enviudó hace unos años y se quedó a cargo de 3 hijos para cuidar (trillizos), se graduó hace mucho pero nunca ejercicio y ahora que necesita el dinero y no la quisieron aceptar en otro sitio por no tener experiencia se tuvo que conformar con esto.

- Lara te necesitamos acaba de llegar un nuevo paciente.

Mis ojos se encuentran a un dios del olimpo. El mismísimo Heist en un cuerpo esculpido que con solo verlo se te escapa un gemido y se te caen las bragas.

Esto va a ser mejor de lo que pensaba.
Si les soy sincera llevo ya unos días sin jugar y mi cuerpo ya me pide a gritos sentir ese cosquilleo delicioso que se siente en el estómago y en zonas más profundas de la anatomía.

Baff definitivamente lo necesita y está vez tendrá que ser por todo lo alto para recompensar los días de abstinencia que he tenido.

Traen al paciente entre dos con una camisa de fuerza y aún así pone resistencia. Admirable, pero parece que no es consiente de que quién entra aquí no sale.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora