Capítulo III

8.5K 215 2
                                    

Alan Smith
Mi vida siempre fue mala. Mi padre abandonó a mi madre cuando se enteró que estaba embarazada y por este motivo creó una fuerte adicción a las drogas, de preferencia heroína. Y lo peor es que empezó mucho antes de que naciera. Sufrió tres abortos y en el último me dieron casi por perdido pero contra todo pronóstico aquí estoy.

Desde ese momento empezó la verdadera pesadilla, cada día la veía inyectarse y luego desplomarse en el sofá. Aprendí a valerme de mi mismo a los siete, nunca se preocupó por mi solo le importaba drogarse.

Pasé noches e incluso semanas sin comer y sin poder hacer nada al respecto. Vivíamos en un cuartucho donde no había espacio suficiente para una persona, imagina dos. Consistía en una cama, un pequeño sofá y una cocina que nunca se utilizaba, ni siquiera había refrigerador y mucho menos calefacción.

Logré sobrevivir durante todos esos largos años en lo que mi vida se reducía al mismo ciclo cada día, pero eso no fue todo, fui creando un monstruo dentro de mi.

Una persona que solo sentía odio hacia su progenitora pero que con el tiempo fue remplazado por algo peor, nada, un vacío total. Empecé a carecer de sentimientos y en busca de estos me metí en peleas clandestinas. Con el tiempo entendí que solo era capaz de sentir cuando lastima a otros.

A los diesiseis tomo la decisión que cambió mi vida, me fui de casa pero antes a incendie con mi madre dentro.

Todavía recuerdo sus gritos de dolor mientras la veía arder ante mi y lo único que hice fue sonreirle antes de darle la espalda y marcharme.

Luego de eso viví los años que me faltaban en un orfanato. Pero ya en ese entonces empecé a matar, primero fue un chico de mi edad que me molestaba todo el tiempo. Al cuál maté de un fuerte golpe en la cabeza, como era de esperar desaparecí el cuerpo. Después de eso los siguientes fueron mucho más sangrientos.

Compré una gran variedad de instrumentos de trabajo y me dediqué a realizar grandes matanzas por todo el país.

Me convertí en el asesino en serie más temido y perseguido. El terror dominaba en todos los pueblos y ciudades que pisaba. Y eso me gustaba, saber que todos temían ser los siguientes en mi lista.

Nunca lograron atraparme, era muy cuidadoso. Hasta que un día lograron la mayor hazaña de sus vidas. Consiguieron seguir mi rastro por una herida que recibí en mi abdomen por mi última víctima.

Me encontraba entre los arbustos vigilando a mi víctima. Un hombre que vivía solo, sin pareja ni hijos y un poco mayor lo que lo hacía presa fácil.

Esperé el momento perfecto para atacar. En la penumbra me adentre a la casa y fui a por mi objetivo que se encontraba en la segunda planta durmiendo.

Al abrir la puerta está produjo un rechinar que alertó al hombre que rápidamente sacó un arma de debajo de la almohada y me apuntó.

Reaccioné rápido y cerré la puerta y me aleje agachado para que no me diera. Conté los tiros y cuando se le acabaron las balas fui a por él. Si antes quería matarlo por diversión ahora lo quiero despedazar.

Al entrar de nuevo el muy maldito me apuñaló en el abdomen pero eso no evitó que de un golpe lo desplomara en el piso.

Lo ato y espero a que reaccione.

- Hey despierta - le di varios golpes en la cara hasta que reaccionó.

Como no me gustó que me atacara de esa forma decidí irme por la pormas más horrenda de morir. Fui al sótano a por una sierra eléctrica y luego de eso el cuarto fue un reguero de sangre y restos de cuerpo por todas partes.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora