Tres: Primer acto

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Por primera vez, después de casi dos meses, iba a ver a sus camaradas. Estaba nervioso, debía admitir que así era. Ya no sólo porque sería la primera intervención con ellos desde que ocupara ese lugar.

Revisó los papeles sobre la mesa de roble y tensó los labios. ¿Sería suficiente el guión preparado para no olvidar nada? Soltó el aire permitiendo que los nervios dejaran su cuerpo, pero fue inútil. Esa incomodidad seguía estando ahí.

- Maestro

Kiki fue el primero en llegar. Verlo portando la armadura fue un regalo y el orgullo lleno cada poro de su ser. Sabía que - ahora - debía guardar las distancias pero el afecto que le tenía era demasiado como para hacerlo. Acortó espacio y acarició su rostro aún infantil. Aún podía ver a ese niño que lloraba sin control durante las frías noches de Jamir.

- Te sienta bien.

Kiki se rió rascando su nuca. Gesto que sólo en él quedaba bien o quizá, fuera ese sentimiento de amor fraternal que procesaba por dicho niño.

Niño.
A sus ojos.
Aunque la infancia quedase atrás hacía años.

- ¿No llevará la toga?

La pregunta le devolvió a la realidad, provocando que sus ojos se abrieran en demasía. Tan absorto había estado en la preparación de la reunión que olvidó que no se había preparado él. Escuchó la risa clara de Kiki a sus espaldas, así como un pequeño reclamo a su persona.

Sí, era cierto. Cualquier cosa iba antes que él mismo. En cuanto accedió al pequeño armario de la biblioteca, sintió otro tirón de estómago. Esa toga... estaba manchada de sangre.

- No permitas que el pasado nuble tu presente, Mü.

La voz a sus espaldas le hizo girarse. Quiso hincar la rodilla en el suelo pero se detuvo. Ahora no debía. Ya no. Escuchó la risa leve pero sincera de la muchacha. Ese gesto y esa actitud llena de dudas fue la misma que Shion tuvo en su primer encuentro como Patriarca. Su memoria de Diosa lo recordaba.

- Te pareces más de lo crees, Mü. - se acercó y tomó lo toga ella misma, esperando que Mü hiciera el resto - Todo irá bien.

Aún con dudas, asintió. Había preparado todo a conciencia, sabía que así sería.

Diario de un PatriarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora