"Resurgente" [April Eaton + Eric Coulter

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Eric.

Esos dos días que ocurrieron desde que April me dijo que se iba, fueron eternos, no quería verla, simplemente no podía, llámenme cobarde, imbécil o el adjetivo que deseen,pero simplemente no podía lidiar con eso. Así que pase estos días encerrado y tomando.

Nunca había tenido en mi vida una persona que me importara tanto, o por lo menos a ese nivel, como lo hacía con April. Ella fue mi primera novia, mejor amiga, compañera, que tuve en mi vida, no voy a negar que sí, tuve cosas con chicas pero nunca tan serio como lo fue con ella, y me lastima hablar de lo nuestro en pasado.

Desde que ocurrió el accidente con April no podía descansar correctamente por lo que me pasaba la noche mirándola y revisando que esté bien, algo que le molestaba a ella, pero era lo mínimo que podía hacer. Todos los días era el primero en despertar y me la quedaba viendo hasta que abriera los ojos y la contemplaba, y en mi cabeza pasaba por todo aquello que ambos pasamos y aún así ahí seguíamos el uno para el otro, solo pensaba en lo afortunado que era, que la vida me haya puesto a la persona correcta en el camino, porque sabía que ella era mi lugar, lugar donde ambos eramos felices.

Cada vez que la escuchaba reír comprendía que esa era mi felicidad, porque uno se enamora de esas pequeñas cosas, del sonido de una simple risa, sus ojos, su sonrisa, la manera en que me miraba.

Las primeras veces que la agarraba mirándome, me daba cuenta como sus mejillas se sonrojaban y miraba para otro lado o tímidamente su mirada buscaba el piso, y lo mismo ocurría cuando ella sabía que la estaba mirando.

Y de la noche a la mañana decidió irse, y lo que mas extrañaba era su voz y sus abrazos por la noche que  me calentaban en las noches de frío.

Y ahora me resultaba aterradora la idea al menos de pensar en reemplazarla ¿Cómo podría hacerlo cuando ella causaba todo eso en mi? Porque uno comprende eventualmente que cuando llegas al cielo, la tierra ya no es prioridad y yo la conocí , conocí mi cielo en ella.

Y a lo mejor dejar ir es la mejor opción, aceptar que hay cosas que no pueden ser pero ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella? Si era la luz de las estrellas en mi oscuridad.

*Unos días luego del ataque a Abnegación*

—Finalmente llegó el traidor—dice Ethan.

Resoplo fuertemente—A mi también me alegra verte,hermano—traspaso la puerta y me siento en un sofá.

—Cariño—dice mi abuela mientras se acerca a mi.

Y se empiezan a escuchar pasos pesados acercándose—Estamos muy decepcionados de ti,lo sabes ¿No?

Pongo los ojos en blanco.

—¡Eric no pongas los ojos así!—mi abuelo levanta la voz.

—¿Qué quieres que te diga? Ya se lo que están pensando.

Agarra su chaqueta de al lado mío y se reincorpora—Vamos Ethan—le dice a mi hermano y salen por la puerta sin ni siquiera mirarme.

—¿A dónde van?

—A Abnegación,para ayudar a los afectados del ataque.

Me tiro derrotado al sofá—Yo...no es que no quería hacerlo pero tenía.

Mi abuela suspira—Eric no sabía que seguías en contacto con ella,mucho menos que trabajabas para ella. Nos enteramos todos por nuestros vecinos ¿Cómo puedes asesinar a personas por el simple hecho de ser Divergente,Divergente como tu padre lo era? Estamos muy decepcionados de ti.

—No son los únicos—me quedo mirando a un punto fijo—Conocí a una chica ¿Sabes?

Noto que esa conversación le interesa más porque se sienta inmediatamente al lado mío—¿Eric Coulter,mi Eric Coulter conoció a una chica?

Resoplo—Si,lo hice. Es...era—me corrijo automáticamente—Iniciada.

—¿Qué pasó?

—Divergente.

—Por Dios Eric,dime que no le hiciste nada.

Niego—Abuela no le hice nada,no hubiese podido aunque me pongan en punta de pistola. La cagué.

Un golpe en la puerta me saca del recuerdo de ese día

—¿Qué haces aquí?—pregunto mientras veo a la persona que está aquí.

—Querido, vengo a sacarte de este pozo depresivo—Christina me esquiva y pasa a mi departamento—¿Por qué tantas botellas de cerveza por toda la mesa?

—¿No es obvio?—cierro la puerta.

—Eres tan exagerado—suelta un largo suspiro—Iremos al bar, te puedes sumar, luego iremos a oro lugar porque va a pasar algo—sonríe demasiado que hace que me ponga incómodo.

—Está bien, vamos.

Levanta una ceja—¿Así irás?

—¿Que tiene de malo?

Pone los ojos en blanco—Nada. Pero luego no me digas que te lo advertí.