━━━ 𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲

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capítulo siete.
"no proof, one touch, but you felt enough"


Dos meses atrás.

—El cielo estaba claro en la mañana, no pensé que terminaría lloviendo.

Tiene una mano extendida, sacándola fuera del pequeño techo bajo el cual nos refugiamos. —Es una lluvia agradable—, agrega con una sonrisa, y sonrío también, aunque no me ve, aunque no sé qué quiere decir con eso. La palma de su mano ahora está mojada, al igual que su cabello, que su uniforme, porque corrimos dos calles bajo la lluvia hasta poder escondernos de la misma.

Me pregunto qué habrán pensado aquellos que nos vieron, corriendo, riendo como tontos, empujándonos y saltando sobre el otro para molestarnos. De repente, un trueno la hace mirar al cielo, una mueca se forma en su rostro, y acaba riéndose de sí misma, y luego me mira a mí. —Sí, es una lluvia realmente agradable. ¿No crees? ¿A ti te gusta la lluvia, Cheongsan?

Tiene unos mechones de cabello cayendo sobre su rostro, una dulce sonrisa, los ojos calmos, suaves, parece que brillan, hace que mi corazón se acelere. Y ahora entiendo a qué se refieren todos cuando hablan de ese instante en particular, donde no lo dicen pero piensan esas dos palabras que pueden cambiarlo todo en un segundo, el momento en que lo saben.

Donde se dan cuenta que están enamorados.

Wonyoung es como esta lluvia. Impredecible, dejando su marca en todos lados, sorprendiendo, robándote sonrisas; antes de ella, mi vida estaba llena de certezas.

Antes de que Wonyoung llegara a Hyosan, creía saberlo todo, tenerlo todo resuelto. Pensé que entendía a mis sentimientos, a mi mente, pensé estar seguro sobre lo que quería y lo que no; pero entonces, ella llegó, y me demostró que no sé nada.

Ni siquiera como controlar a mi propio corazón, porque antes de poder notarlo, comenzó a latir por ella.

Fue como esta lluvia, apareció de repente.

Cuando creía que On-jo me gustaba, haciendo que mi corazón diera un vuelco, como si esta fuera la forma en que siempre debió ser, como si yo debía caer por ella tan fuerte como cae esta lluvia sobre nosotros.

Como si estuviera destinado, apareció en nuestra clase; nerviosa, con las mejillas sonrojadas, tratando de esconderse detrás de su hermano sin ser tan evidente. Durante un instante, cuando la miré y sus ojos colisionaron con los míos, pareció que todo lo que habíamos vivido era el camino a seguir para llegar a ese preciso momento, donde su mirada conoció a la mía.

—¿Cheongsan? ¿Me estás escuchando?—, sacude su mano delante de mi cara y parpadeo un par de veces, volviendo a conectarme al presente, y siento mis mejillas rojas, así que evito su mirada aunque la escucho reír. —Eres un idiota—, murmura.

Me gustaría saber cómo funciona su mente, entrar unos segundos al laberinto que tiene en su cabeza para ver si yo estoy allí, y ver si la salida dirige a su corazón. ¿Será que ella también lo siente, o estará todo en mi mente? ¿estará pensando también en esas dos palabras que lo harían todo tan simple?

—Te estás congelando—, esa frase escapa de mis labios antes de que pueda detenerla, y ahora me está mirando, y me sigue mirando cuando empiezo a quitarme el saco del uniforme, y se sonroja cuando me acerco para colocarlo sobre sus hombros. —¿Mejor?—, le pregunto nervioso, queriendo disimularlo, ¿qué estoy haciendo?

—Tiene tu perfume. Me gusta.

Responde con simpleza, y me sonríe. ¿Cómo puede tener una sonrisa tan bonita?

No me alejo de ella. Seguimos frente a frente, mirándonos, ninguno se aparta, de hecho, ella da un paso más. Podría abrazarla en este momento, sostenerla en mis brazos y decirle que no voy a dejarla ir. Pero no lo hago, y aunque sé que más tarde voy a arrepentirme por perder la oportunidad, Wonyoung no me deja pensar en eso.

Porque su mano toma la mía.
Y yo entrelazo nuestros dedos.

Ya no nos miramos, dejamos de estar frente a frente, y en cambio estoy parado a su costado. Pero nuestras manos están juntas.

No quería decir la palabra amor, pero no puedo ignoralo. Es un simple toque, un roce, no es prueba de nada, pero me hace sentir lo suficiente. Y sé que ella lo siente también.

—Sí, a mí también me gusta la lluvia.

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𝐀𝐏𝐎𝐂𝐀𝐋𝐘𝐏𝐒𝐄 | 𝐋𝐞𝐞 𝐂𝐡𝐞𝐨𝐧𝐠𝐬𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora