━━━ 𝗱𝗼𝗰𝗲

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capítulo doce
"echoes"

Sé cuáles serían las primeras palabras de una persona que entre a este cuarto en este mismo momento, probablemente diga algo como, "Mierda, este silencio es abrumador", y quizá suelte una risa, para aliviar el ambiente; sin embargo, estaría equivocado.

Si bien estamos todos callados, no hay silencio alguno, porque los gritos desgarradores de Gyeongsu antes de morir, y después de hacerlo, aún resuenan como un eco entre estas cuatro malditas paredes.

Y no sé cómo apagar el ruido. Nadie sabe.

Me animo a mirar a Cheongsan, sus ojos están vacíos, y su mente, seguramente repitiendo una y otra vez el momento en que su mejor amigo falleció, atrapándolo en una pesadilla que siempre tiene el mismo final.

Me acerco a él. Con pasos dudosos y sin idea de cómo reconfortarlo, porque maldita sea, ¿acaso existe una manera de darle consuelo a alguien que acaba de perder tanto?

Mi mano toca su hombro, con delicadeza, para no asustarlo. —Lo lamento...—, es lo único que digo, y sus ojos me miran.

Conozco estos ojos desde el primer día que llegué aquí. Fueron los primeros que aprendí a entender, y honestamente, nunca los vi tan tristes.

No existe palabra que cure, ni sonrisa que alivie, así que no me molesto en mentir y decir que todo va a estar bien. Solamente lo abrazo, y espero, que por favor, sea un abrazo lo suficientemente claro para que sepa, que en ellos, seguirá estando seguro.

Y creo que me entiende, porque empieza a llorar, y yo lloro con él; y durante unos minutos, los ya lejanos gritos de Gyeongsu desaparecen, y sólo lo siento a él, a Cheongsan; y recuerdo cómo era Gyeongsu cuando nos sonreía después de contar un mal chiste, para atesorar esa imagen, y mantenerlo vivo, aunque solo sea en mi mente, aunque solo sea por otro ratito.

[...]

La cabeza de Cheongsan está en mi hombro, ya no llora, pero sigue sin hablar, y mis brazos lo rodean, o eso estaban haciendo hasta recién, porque la mierda que acabo de escuchar me obliga a ponerme de pie.

—Les dije que estaba infectado. Todos se equivocaron. Solo yo tenía razón. ¿Qué harían sin mi?—, es increíble como Nayeon no pierde ninguna oportunidad.

—Gyeongsu ha muerto. ¿Quieres una palmadita en la espalda por ello?—, le pregunto, y me mira tan condescendiente como siempre. Quiero golpearla.

Tal vez porque nunca me cayó bien. Quizá porque estuvo probando mi paciencia todo el día. O simplemente porque estoy tan enojada y cansada que un buen golpe se me hace la única opción buena y evidente. Ah, calma.

—Oye...—, Namra habla, y mira directamente a Nayeon, —Quizás fuiste tu.

—¿Qué?

Namra se acerca a donde Nayeon está sentada, y yo me alejo un poco.

—Yo vi lo que hiciste.

—¿Qué viste?

—Fuiste tú.

—Yo no le hice eso a Gyeongsu.

𝐀𝐏𝐎𝐂𝐀𝐋𝐘𝐏𝐒𝐄 | 𝐋𝐞𝐞 𝐂𝐡𝐞𝐨𝐧𝐠𝐬𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora