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Porco tiro de Zoe hacia la "pista de baile" que había sido improvisada

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Porco tiro de Zoe hacia la "pista de baile" que había sido improvisada. Aunque la chica no tenía muchas ganas de bailar debido al alcohol que había bebido pero aún así se dejó guiar.

Los brazos de Porco resiguieron su cuerpo y aunque estaba disfrutando de ese tacto, había algo que le incomodaba.
Hizo que la chica se girase para quedar cara a cara y fue a acercar su rostro cuando esta le hizo una cobra.

– Voy a ir a por algo de beber.

El rubio agarró fuertemente la muñeca de su novia para que no se alejase pues quería seguir bailando con ella.

– No me huyas. — Habló con tono firme volviendo a tirar de ella creando así que se golpease contra su pecho.

– Porco... —Exclamó Zoe intentando zafarse de su agarre pero este apretó su agarre.

– ¿Qué te pasa conmigo?

– ¿Cómo?

Zoe no entendía la pregunta de su novio de repente, aunque sabía que había estado actuando de manera extraña. Apenas había pasado tiempo con él durante el día y eso a él le había extrañado pues llevaban sin verse un par de días. ¿Acaso ella se había enterado de manera oficial de todo?

– Tienes que ser sincera Zoe, si no somos sinceros en esta relación... ¿a dónde va?

– ¿Me estás pidiendo tú sinceridad? —Alzó el tono de voz sin darse cuenta.— El otro día te llame y me contestó una mujer. ¿Qué hacías con una mujer, Porco?

– Trabajaba.

– ¿En dejar limpio sus bajos?

– ¿Y tu con el rubio ese?

– ¿A qué te refieres?

– Vamos a hablar en privado. Aquí hay mucha gente mirándonos.

Sin soltar su muñeca tiro de ella hacia el interior de la casa. Había algunas miradas puestas sobre ellos y Armin fue frenado por Eren pues este ya se iba a poner en marcha ver que pasaba.

Subieron hasta la planta superior entrando en el dormitorio de ella.
Zoe se sentó sobre la cama mientras Porco cerraba la puerta de manera bastante brusca.
Apartó su pelo de la cara echando este para atrás y se acercó hacia la piltra agachándose quedando a la altura de ella. Colocó sus manos sobre sus muslos y deslizó estas sobre la piel desnuda.

– Yo te quiero Zoe, sería incapaz de hacerte daño.

Esta asintió ante las palabras que el contrario decía. Sus manos ascendieron por su abdomen llegando hasta tu cuello por el interior de su ropa. Sujetó este haciendo un poco de presión logrando que la rubia tragara de manera seca.

– Tu cuerpo es todo lo que ansío, Zoe. Mis yemas sobre ti... Tengo tantas ganas de sentirme dentro de ti. —Acercó sus labios hacia la comisura de los de ella quedándose a milímetros de los labios.

Ocean Eyes || Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora