Dos personas o mejor dicho... dos almas que fueron creados para permanecer juntas...
Un amor de verano abrirá las puertas a esta historia donde dos adolescentes descubren lo que es el amor de verdad...
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- Armin A...
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Zoe acariciaba lentamente el rostro de Armin el cual era iluminado por los primeros rayos de sol que la ventana dejaba pasar.
Sus ojos estaban cerrados y los agujeros de la nariz se abrían cada vez que cogía aire. Respiraba de manera relajada pues aún seguía dormido.
La mano de la rubia descendió hasta su mandíbula perfilando esta de manera lenta y llegó hasta su labio inferior. Cuando iba a apartar el dedo de allí, Armin agarró este entre sus dientes.
– Deberías de seguir durmiendo. Aún es temprano.
– Eres tú quien ha estropeado mi sueño. — Bromeó Armin soltando el dedo que estaba mordiendo.
– Perdóneme señorito por interrumpir su sueño. Pero estabas roncando y me molestabas.
– Yo no ronco.
– Si, si. Lo que tu digas.
Armin hinchó sus mejillas conteniendo el aire fingiendo estar enfadado por aquello y aquella escena le pareció demasiado adorable a la rubia por lo que no dudó en recoger su móvil el cual se encontraba en medio de ambos y antes de que pudiese quejarse le sacó una foto. El rubio no se esperaba aquello por lo que todo el aire que tenía guardado en el interior de su boca salió directo al rostro femenino moviendo los pelos que caían por su frente y tapaban sutilmente las mejillas de esta.
– ¿Acabas de sacar una foto de mi cara así? — El chico se sentó de golpe y fue a arrebatarle el móvil para mirar aquello aunque no le hizo falta quitárselo pues Zoe le enseñó la fotografía que acababa de sacarle con una sonrisa en los labios. — Salgo fatal.
– Tu nunca sales mal y lo sabes.
Y después de aquella pequeña conversación, ambos se quedaron en silencio. No sabían que decirse en aquel momento. Solo quedaba un día para su separación. Los padres de Armin estarían mañana recogiendo a su hijo y forzando a la pareja a separarse y ninguno estaba listo para eso por mucho que fingiesen que si lo estaban.
Zoe se levantó de la cama y comenzó a recoger su ropa que aun seguía esparcida por el suelo desde la noche anterior donde se habían vuelto a unir disfrutando del otro.
– ¿Te vas? Pensé que pasaríamos el día juntos. — Armin observó atentamente los movimientos de su novia sin perderse ninguno de estos.
– Y lo vamos a pasar juntos. Pero necesito ir a por agua. ¿Quieres que baje desnuda? Seguro que a Jean y Connie no les molesta que lo haga. — Bromeó dejando toda la ropa caer de entre sus brazos.
El rubio se levantó de un salto de la cama y se agarró a ella volviendo a tirarla junto a él en el colchón. Cuando esta acción ocurrió, Armin tuvo que aguantar las lágrimas que se formaron en sus ojos pues sobre su costado había comenzado a aparecer un gran hematoma. Aquella zona se encontraba amarillenta seguida del morado característico de los moretones. Zoe abrió los ojos de manera algo exagerado al ver como se estaba poniendo la parte de sus costillas pues no recordaba que este hubiese recibido ningún golpe en aquel lugar.