Dos personas o mejor dicho... dos almas que fueron creados para permanecer juntas...
Un amor de verano abrirá las puertas a esta historia donde dos adolescentes descubren lo que es el amor de verdad...
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- Armin A...
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Armin escondió su rostro en el cuello de Zoe apoyando los antebrazos en cada lado de la cabeza adversa. La respiración de Armin sobre el cuerpo de Zoe erizo todos los vellos de su cuerpo.
Empezó a mover la pelvis, metiendo el miembro por completo en el interior, quedando quieto unos segundos los cuales aprovechó para morder la piel del cuello dejándosela erizada.
– ¿Estás bien? Si te duele algo paro... ya lo sabes.
Zoe llevó sus manos hacia la espalda de Armin clavando sus uñas en esta mientras comenzaba a moverse para sentirlo dentro de ella.
– Está bien, contigo siempre está bien.
Rodeó su cuerpo con sus piernas para que aquello fuese más intenso. Armin al sentir las uñas ahogó un grito de placer de lo más profundo de su garganta mientras comenzaba a embestir contra la intimidad femenina. Aumento el ritmo de estas, causando una oleada de calle por todo su cuerpo.
La sensación de ambos era increíble y muy complacida. Ambos jadeaban constantemente y el sonido de sus cuerpos chocando era lo único que resonaba por la vivienda vacía.
Los gemidos de Zoe comenzaron a ser mayores y queriendo ahogar estos, buscó los labios de Armin y empezó a besarle.
El calor de ambos cuerpos era insoportable, causando capas de sudor por ambos. De un momento a otro, y ente gruñidos que morían en la boca contraria, Armin decidió romper el beso para incorporarse un poco.
Quedó sentado sobre sus propios talones llevando las manos a cada lado de la cintura impropia, volviendo a moverse de forma más cómoda. Apretaba los dedos en la piel dejándola clara a su paso, mientras no cesaba con las duras penetraciones.
– Joder, nena... —Suspiró de manera placentera.
Para Zoe todo aquello era un cúmulo de placer.. su voz, la nueva postura, los dedos sobre ella... Todo hacía que su cuerpo estuviese a punto casi cada segundo.
Colocó sus manos sobre los hombros de Armin comenzando a moverse ella también pues no iba a dejar que este hiciera todo. La cabeza de Zoe cayó hacia atrás dejando así la vista perfecta de su cuerpo al rubio.
Las embestidas pasaron a ser más secas y profundas. Eran algo desesperadas y a pesar de que Armin estaba intentado relajarse, pensar que no volvería a tocar su cuerpo en bastante tiempo es lo que le hacía hacer aquello y aunque sintiese que la iba a romper, a Zoe le encantaba aquella parte ruda y agresiva en la cama que solo ella podía ver.
El sudor ya se iba deslizando por los lados de ambos rostros, con estos totalmente enrojecidos por el calor. Estaban despeinados y su respiración iba cada vez peor.
Zoe brincó sobre Armin sintiendo como todo su cuerpo comenzaba a doler pero aún así, no quería que parase. Apretó las manos sobre su hombro clavándole las uñas por lo que Armin ahogó un grito que volvió loca a la rubia.