Dos personas o mejor dicho... dos almas que fueron creados para permanecer juntas...
Un amor de verano abrirá las puertas a esta historia donde dos adolescentes descubren lo que es el amor de verdad...
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- Armin A...
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Zoe giró su mirada hacia Armin el cual estaba sentado sobre la arena observando fijamente el mar. Cada vez la separación de ambos estaban más cerca así que aprovechaban hasta el mínimo momento para pasarlo juntos.
Armin notó aquella mirada sobre él por lo que con una sonrisa se giró hacia su novia.
– Cada vez se me da mejor surfear, ¿cierto?
Zoe asintió de manera efusiva con una sonrisa.
– Ya no te caes con tanta rapidez.
– Estoy aprendiendo de la mejor.
El rubio colocó su mano sobre la rodilla de ella y dejó un suave apretón sacándole una risa pues Zoe tenía cosquillas en aquella zona.
Unos gritos infantiles hicieron que la pareja se separase un poco solo para mirar de dónde procedían y en cuanto vieron la escena, ambos rieron a la vez.
Sasha y Connie hacían una carrera y cada uno llevaba a caballito a Gabi y el otro a Falco. Las ganadoras de aquella carrera fueron las dos chicas las cuales celebraron eso con mucha felicidad.
A lo lejos venían Jean junto Eren y Mikasa pues habían planeado pasar el día en la playa todos juntos. Ellos también iban a echar de menos aquel lugar y a la amiga que se habían hecho allí.
Zoe se levantó pues su tabla había comenzando a ser arrastrada hacia el interior del mar debido a que la había dejado sobre la orilla y las olas comenzaron a arrastrar esta.
– ¿Se lo has dicho ya? —Preguntó Eren ocupando el lugar que se acababa de quedar libre.
– No, aún no. ¿Como le digo que me tengo que ir en cinco días?
Una llamada había cambiado los planes de Armin el cual no podría quedarse hasta principio de septiembre como habían planeando realmente y aunque intentó negarse a lo que sus padres le habían mandado. Le fue más que imposible hacerles cambiar de opinión. Incluso les comentó que había conocido a una chica y quería exprimir con ella todo el tiempo posible... Incluso después de llorarles sus padres siguieron fijos en que tenía que volver antes y que pasarían a recogerlo.
– No sé... pero deberías hablarlo cuanto antes.
Armin asintió. Había buscado las palabras para contarle porque se iba pero ni siquiera él tenía una explicación y eso lo único que hacía era agobiarle. No quería marcharse de allí jamás.
El rubio observó como Zoe había comenzando a surfear. Supuestamente solo iba a recoger su tabla pero intuyo que le había sido imposible el meterse en el mar y no cabalgar las olas que había.
De repente, el mal tiempo inundó el lugar. El oleaje comenzó a ser algo más agresivo. Era cierto que el día había estado algo oscuro pero a lo largo se había ido yendo peor hasta llegar a aquel punto.
