Capítulo 7

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Cuando el timbre sonó al finalizar el último periodo, sentí alivio de poder irme a casa y alejarme un momento de todo el drama escolar. Me detuve en mi casillero para acomodar mis libros y saludé a los chicos del equipo de básquetbol que se encontraban reunidos a unos cuantos metros. Los jugadores hicieron una especie de choque de puños de la suerte y se dispusieron a caminar por el pasillo. A juzgar por sus uniformes, seguramente se dirigían al gimnasio para la práctica. Me mantuve de pie un momento con la puerta abierta de mi casillero, pasando la uña por el borde de unas de las pegatinas que Hannah había pegado, mientras intentaba ignorar las ideas que pasaban por mi cabeza.

Carajo.

—¡Dylan!.

El chico volteó a mirarme.

—¿Tienes un segundo?.

Dylan dijo algo a sus compañeros de equipo y luego se devolvió para hablar conmigo.

—¡Hey Presidenta, no me digas que estoy en problemas! —vaciló Sparks con una amplia sonrisa.

—¡No!, nada de eso. Solo...solo quería saber cómo está Olympia. Ya sabes... Luego de todo el drama de hace un rato en el pasillo .

—Espero que mejor luego de haberse saltado el último periodo. La llamaré en cuanto acabe mi entrenamiento. Pero hey, seguramente debe estar en la sala de arte, por si quieres hablar con ella en persona.

—Humm... No creo que sea buena idea. Pero gracias por la información.

—Por nada. ¡Nos vemos Taissa!.

Continué jugueteando con la pegatina hasta que la orilla volvió a adherirse a mi casillero. Cerré la puerta y revisé las notificaciones de mi teléfono en busca de alguna señal.

Ni lo pienses.

Hoy no tenía junta con papá ni planes con las chicas, así que por fin podía irme a casa a descansar y tomarme al fin una tarde libre.

Mierda Taissa.

Di media vuelta y caminé hasta la sala de arte que se encontraba en la otra ala del edificio. El pasillo que conducía hasta ahí era más oscuro que el resto de la escuela, las paredes estaban cubiertas por viejos carteles rasgados y al piso le faltaban algunos trozos de cerámica. Aún así podías sentir una vibra artística en el lugar.

Di unos golpecitos suaves a la puerta que se encontraba semi abierta. No hubo respuesta, por lo que decidí entrar a la sala. Divisé los pantalones rasgados de Olympia por debajo del caballete que sostenía un gran lienzo blanco.

—¡Hey! —dije esperando que notara mi presencia.

Esperé un segundo, pero no hubo más que silencio.

—Solo quería avisarte que la Sra. Nickerson me mandó a decir que nos presentáramos mañana en su oficina, me parece que quiere discutir algo sobre la segunda parte del proyecto —continué diciendo.

Me quedé callada nuevamente esperado a que al menos se inclinara para mirarme, pero mis palabras quedaron flotando en el aire sin recibir ninguna respuesta de vuelta.

—Bueno, nos vemos...

Me acomodé el bolso en el hombro y caminé de vuelta hacia la entrada.

—Por cierto, ya borraron el post —agregué sosteniendo la puerta semi abierta—. Al parecer algunos profesores también lo vieron.

—Es mi culpa sabes —respondió Olympia por fin.

La miré un poco confundida.

—No que mi novio me engañe —continuó diciendo—, sino dejar que eso me afecte. Que Brad salga con otras chicas es noticia vieja. Yo solía ser una de esas chicas.

Todo lo que debes hacer es quedarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora