Capítulo 20

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Bajé por el costado y me dirigí hasta la entrada del gimnasio, prestando atención a los comentarios que oía al pasar.

—¿Esa soy yo? —preguntó Millie Clarke al ver su imagen plasmada, junto a su bastón, en una de las pinturas. No podía ver bien su rostro, pero casi podía sentir la emoción en sus palabras.

Seguí avanzando abriéndome paso entre las personas hasta que llegué a la mesa de bebestibles. Mi corazón comenzó a bombardear tan fuerte que podría haberse salido de mi pecho en ese preciso instante. Ella estaba ahí, detenida. Admirando su arte desde afuera, y quizás sintiendo por primera vez el impacto que podía causar en las personas con la intención de sus pinturas.

 Tomé coraje y me acerqué hasta ponerme justo frente a ella.

—Lo siento, de verdad —dije un tanto nerviosa.

Olympia permaneció en silencio. La miré un momento a los ojos intentando adivinar lo que pasaba por su cabeza en ese instante.

—Sé que me equivoqué Olympia, pero te juro que soy una buena persona. Si me das otra oportunidad yo...

—Lo sé Taissa, yo también me equivoqué —soltó al fin tomándome por sorpresa.

Esa no era la clase de respuesta que esperaba. ¿Qué se supone que quería decir con eso?.

—¿Tú por qué?.

—Porque cometiste un error y mi primera reacción fue hacerte a un lado. O hacerme a un lado yo. Como sea, no te di la oportunidad de explicarme lo que había sucedido e hice lo mismo que las personas a tu alrededor hacen: olvidé que Taissa Gilligan también puede cometer errores y que eso no define quién eres...También tienes derecho a equivocarte Taissa. Sé que eres una gran persona, eso jamás estuvo en duda. En serio lo siento.

La respuesta de Olympia me dejó sin palabras. Había visualizado muchas veces en mi cabeza este momento e incluso había pensado en la palabras adecuadas para disculparme, pero en ningún escenario la situación se daba vuelta y era ella la que terminaba diciéndome que lo sentía. Aun así me alegraba escucharlo. No porque quería que ella asumiera la culpa de algo, sino porque sus palabras significaban que ella aún podía verme. A mí.

De pronto las luces se encendieron nuevamente y las personas a nuestro alrededor comenzaron a aplaudir mirando hacia donde nos encontrábamos. Toda la atención se centró en Olympia por un momento y ella lanzaba "gracias" en diferentes direcciones.

Luego de un rato, el DJ reprodujo nuevamente la música y la fiesta retomó el ritmo que tenía antes de la exposición. Algunas personas se acercaron directamente a Olympia para darle las gracias o felicitarla y ella me lanzaba graciosas miradas como si quisiera que le arrojara un salvavidas que la ayudara ante tanta atención y muestras de afecto. 

Finalmente las personas se alejaron y ella volvió hasta donde yo me encontraba.

—Wow, no recibía tantos abrazos desde la última navidad que pasé en casa de mis tíos.

—¿Feliz navidad? —dije sonriendo.

Olympia soltó una carcajada.

—No puedo creer que hayas hecho todo esto para disculparte.

—Bueno... Tuve un poco de ayuda —respondí lanzando una mirada a Becca y Dylan que se encontraban a unos metros de nosotras.

Olympia también giró su cabeza para mirarlos y ellos nos respondieron con una amplia sonrisa.

—No sé lo que hiciste para terminar en el baile, pero me alegro que haya sucedido.

—Sí eso...Lo siento por no vestir acorde a la ocasión —dijo echándole una vistazo a su ropa—. Creo que lo arruiné.

Todo lo que debes hacer es quedarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora