INEFABLE

CAPITULO 23

Terminamos de desayunar y recogemos, ayer por la noche vimos unas tres películas y nos fuimos a dormir, hoy nos hemos levantado un poco más tarde. Voy a la terraza y Asher me sigue.

—¿Qué tienes pensado hacer? —le pregunto.

—Tenía pensado...Llamar a mi padre. —me giro para mirarle.

—Eso es genial. —sonrió.

—No se Ivy, creo que no voy a durar más de dos minutos sin pelear con el.

—Intentalo Asher, intenta aprender a perdonarlo. —me mira.

—Acompañame.

—No Asher tienes que hacerlo tú solo, si quieres cuando termineis puedes llamar a tu madre y si eso voy y tomamos algo los cuatro. —digo.

—Está bien, voy hablar con él.

—Yo voy dentro. —me giro para irme pero me para.

—Por favor. —me da una mirada suplicante y asiento. Desbloquea su móvil y se pone el móvil en la oreja, suspira y me mira, le doy una sonrisa reconfortante.

—Hola papá, podemos quedar hoy para hablar. —dice y se escucha un silencio.

—Vale, ahí estaré. —cuelga y suspira.

—Hemos quedado a las 17:00 en un bar de la zona. —asiento, le abrazo.

—Todo irá perfecto. —le ánimo.

El resto de la mañana pasa normal aunque noto a Asher nervioso y tenso. Intento distraerlo pero no funciona muy bien. A las 15:00 de la tarde ya hemos comido y subo con Asher a la habitación.

—Vamos a la ducha. —le digo y asiente,
entramos en el baño y nos desnudamos, una vez listo, entramos y dejamos que el agua se caliente.

—¿Estás bien?— le pregunto, mientras nos metemos debajo del agua.

—No. No se Ivy no me convence la idea de hablar con mi padre. —me mira.

—Asher, ¿puedo preguntarte algo?

—Si, dime.

—¿Qué pasó entre tú padre y tú? —tensa la mandíbula y suspira.

—No hace falta que lo digas.

—No, está bien. Desde pequeño él siempre pasaba de mi, solo estaba pendiente de sus negocios. Tenía siempre tiempo para el trabajo pero no para mí, no para su hijo que lo único que quería era pasar por lo menos una tarde con su padre. Hace unos años me fui de casa y entre en la City College, ahí es cuando conocí al grupo y me ayudaron a tener un lugar donde vivir. Después de mudarme al departamento les pregunté si sabían de algún trabajo y Axel me metió en las carreras. Desde entonces correr con el coche en esas carreras me da paz, y adrenalina suficiente para no ir a ver a mi padre y partirle la cara. —me dice y le acarició la cara.

—Lo siento. —le abrazo y me coje de la cintura, poniendo su cabeza en mi pecho.

—No lo sientas, no es tu culpa. —me coje el rostro y me besa suavemente.

Después de algunos besos nos duchamos de verdad y salimos. Nos vestimos y nos quedamos en la habitación hablando un poco más de su pasado. Pasado una hora bajamos con nuestras cosas, nos despedimos de los chicos y no montamos en el coche, después de unos minutos para el coche en el centro.

—Puedes quedarte por aquí, el bar está en la esquina de la calle.

—Vale, todo va ir bien. —acuno su rostro entre mis manos y le doy un beso.