PROLOGO

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Dos años atrás {pasado}

Doy vueltas en la cama tratando de dormirme pero no funciona, como las últimas cuatro semanas. Suspiro y me levanto de la cama, me acerco a la ventana y veo como se empieza a poner el sol en el cielo. Sigo dando vueltas por la habitación hasta que decido que ya es hora de hacer algo con mi vida. Cojo el ordenador y me lo pongo en las piernas, entro en Internet y busco universidades.

Después de un buen rato encuentro una que me llama la atención, la Universidad City College de San Francisco, está a cuatro horas desde donde vivo, Chicago.

Decido enviar una solicitud, ni siquiera sé que quiero estudiar pero necesito irme de Chicago para dejar el pasado atrás. Me vuelvo tumbar, y los recuerdos invaden mi cabeza, pongo la manos en la cabeza y noto como mis manos se humedecen a causa de mis lágrimas, lloro en silencio y decido darme una ducha para despejar la mente.

Después de media hora duchándome, me visto y salgo de mi cuarto por primera vez en un mes. Cuando bajó las escaleras me encuentro en la cocina a mis tíos quienes se sorprenden al verme.

—Buenos días, cariño —me dice mi tía.

—Buenos días, tía —la digo desanimada.

—¿Quieres tortitas con sirope? —me pregunta mi tío.

—No tengo ganas, pero gracias —abro la nevera y me cojo la botella de zumo, vierto el líquido en el vaso y me voy al patio.

Pasadas las 8:20 subo a mi cuarto y me pongo a recogerlo para tener la mente despejada, cuando terminó, cojo los cascos, los engancho al móvil, y me vuelvo a tumbar en la cama, subo el volumen y así me pasó unas tres horas hasta que mi tía aparece en mi visión, me quitó los cascos y me siento con las piernas cruzadas.

—¿Cómo vas, cariño? —me pregunta.

—Tía, no hagas preguntas de las cuales ya tienes respuestas —respondo sin ánimos.

—Cariño... —la interrumpo.

—Déjalo ya por favor, no insistas.

—Ivy no te cierres en ti misma por favor —agarra mi mano y la acaricia, me suelto de su mano.

—¿Y qué quieres que haga?, que finja que no ha pasado nada, finjo que soy feliz, no puedo más, llevo un mes en el que no salgo de mi habitación, no cómo, no duermo, y no paro de llorar hasta que ya no tengo más lágrimas que derramar, yo-yo siento un vacío que me está matando —me abraza y empiezo a llorar.

—Se que te cuesta seguir adelante pero la vida sigue y tenemos que seguir adelante, demostrando que por muchos obstáculos que nos pongan siempre nos vamos a levantar y ser más fuertes. No te digo que lo olvides de un día para el otro, porque eso es imposible, pero te digo que intentes dejar esa etapa de tu vida y guardarla en el recuerdo, no pienses en lo malo. Quédate con todos los momentos felices y recuerda esto, siempre voy a estar para cuidarte y ayudarte a levantar, no te dejaré —la miró con los ojos llorosos y la sonrió por primera vez desde lo ocurrido.

—Gracias, tía, y perdón. Tu también lo estás pasando mal con lo ocurrido, todos en verdad, y solo pensé en mi de verdad perdon —la digo.

—Está bien, mi niña. ¿Te apetece que demos un paseo con el tío? —pregunta y yo asiento.

Bajamos las escaleras y avisamos a mi tío para que se venga con nosotras, salimos y emprendemos el camino hacía un parque. Después de unas dos horas caminando volvemos a casa para comer, terminamos y decido contarles lo de la solicitud de la Universidad.

—¿Podéis sentar un momento?, quiero deciros algo importante —me miran y se sientan en el sillón.

—Esta mañana estuve buscando universidades para ir y envié una solicitud a una de San Francisco —les digo y abren los ojos sorprendidos.

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