Nos montamos en el coche y le voy indicando el camino, minutos más tarde, aparca y salimos.
Miró la casa y suspiró.
—¿Estás bien? —pregunta Asher poniendo su mano en la parte baja de mi espalda, me mira con preocupación.
—Si, solo hace tiempo que no vengo y no es que tenga buenos recuerdos.
—¿Hace cuánto que no vienes?
—El tiempo que llevo en la universidad, dos años —me mira sorprendido.
—Es mucho, lo sé —le digo y cojo una bocanada de aire.
Andamos hasta la puerta y siento mis manos temblar cuando intento meter la llave en la cerradura, la mano de Asher se pone encima de la mía.
—Déjame a mi —asiento y dejo que abra la puerta, una vez abierta me quedo parada allí.
Cierro los ojos y entro dentro invadiendome de los recuerdos, sacudo la cabeza olvidando esos recuerdos y enciendo las luces.
—¿Mejor? —pregunta cuando entramos.
—Si —miento con un nudo en la garganta.
Me voy directamente a la cocina y cojo un vaso para rellenarlo de agua, me lo bebo de golpe, me giro a Asher.
—Acompáñame arriba —subimos las escaleras, me paro en la que fue durante un mes mi habitación, la abro, la habitación sigue igual como la dejé, al final harán la habitación del bebé en la otra de invitados.
—Tenemos que dormír los dos juntos, la otra es para el bebé.
—Bien, duermo contigo todos los días.
—No tengo ropa para que puedas dormir.
—No pasa nada, dormiré en ropa interior —asiento y voy despacio hacia la cómoda donde dejé varias prendas antes de irme, la abro y cojo una camiseta tres tallas más grande que yo.
—Ponte cómodo —le digo y me voy al baño, cierro y me cambio, salgo, apagó la luz y veo que Asher está dentro de la cama, le doy un repaso.
Miro por la ventana y la abro dejando que la brisa de la noche me pegue de golpe en la cara, cierro los ojos tratando de olvidar los recuerdos. Noto como me resbalan algunas lágrimas silenciosas y dejo que salgan sin importarme la presencia de Asher. Lloro en silencio mirando al cielo que veía cada madrugada cuando no podía dormir por culpa de las pesadillas y la tristeza, apoyo mi cabeza en el marco de la ventana.
Siento las manos de Asher en mi cintura y me da la vuelta quedando frente a él, su rostro está lleno de preocupación, le miro y dejo caer mi cabeza en su pecho, y sollozo. Me acaricia la espalda y me da besos en la cabeza, cuando siento que no puedo llorar más, me separo y le miró. Me quita las lágrimas con sus pulgares, me da un beso en la frente que me hace sentir cosquillas en el estómago, suspiro.
—Ivy —susurra a centímetros de mi boca.
—Dime —susurro igual.
—¿Puedo besarte? —me pregunta mirando mis labios, bajo mi vista a los suyos- los cual relame, y le miró.
—Si —le digo más cerca de sus labios.
Me coje del cuello y junta nuestros labios con necesidad, sus labios saben a menta. Nuestras lenguas se entrelazan y mis labios se mueven sobre los suyos de forma sincronizada, nuestras lenguas juegan a la vez que muerde mi labio inferior robándome un jadeo. Me aprieta las caderas y ahora soy yo quien muerde su labio, me gruñe en respuesta y sonrío contra su boca. Nos separamos por falta de aire y le miró perdiéndome en sus ojos, nos miramos con intensidad y me olvidó de todo, solo estamos él y yo. Le llevó hasta la cama y me pongo encima de él, junto nuestros labios de nuevo y los movemos en compás, me agarra la cintura, siento un cosquilleo en mi zona íntima que me lleva a frotarme contra él, me acerco a su oído.
—Quiero más —le susurro.
—Intrusa, no.
—Venga, Mcqueen —me muevo hacia delante frotando nuestros sexos por encima de nuestra ropa interior.
—Creeme que llevo tiempo queriendo esto, pero no estás bien y prefiero hacerlo en otro momento donde sepa que no te vas a arrepentir —me mira.
—Tienes razón —me tiro al otro de la cama y me arropa, quedamos cara a cara, roza nuestras narices y le doy un beso corto.
—Gracias por cuidarme, Mcqueen —le revuelvo el pelo y me sonríe.
—Duérmete ya, intrusa —le sonrió y me pega a él cogiéndome de la cintura.
Nos levantamos sobre las diez de la mañana y a las once y media ya estamos llegando al hospital, bajamos y vamos directamente a la habitación
Entramos y mis tíos sonríen al vernos.
—Hola, cariño —la abrazo.
—Hola, tía, ¿qué tal te encuentras? —le pregunto.
—Genial, ¿qué tal, Asher? —dice.
—Bien, gracias a los dos por dejarme dormir en su casa —agradece.
—Nada —le palmea el hombro a Asher.
Llaman a la puerta y entra el médico diciendo que el bebé se encuentra en perfecto estado y que ella igual, la dicen que guarde reposo por dos días para prevenir y la dan el alta. Dos horas más tarde salimos los cuatro del hospital y nos dicen que vayamos a casa de comer, aceptamos y ponemos rumbo a la casa. Ponemos la mesa Asher y yo y mi tío hace la comida mientras mi tía descansa en el sofá.
—¿Has visitado la ciudad? —pregunta mi tía cuando ya nos hemos sentado para comer.
—No creo que la viste la verdad.
—Ivy, hay algo que no te dijimos — dice mi tía y los miró.
—¿Qué pasa?
—Hace unos días meses que la casa de tus padres fue cerrada, ahora es del banco —informa.
—Pero...
—La casa se quedó sin usar a pesar de que estaba comprada por tus padres.
—Tia, esa casa ha sido mi infancia, tengo todos los recuerdos felices allí —me baja una lágrima y Asher pone su mano en mi muslo.
—Lo siento, cariño, lo intentamos pero no nos hicieron caso —me coje la mano.
Terminamos cambiando de tema y lo agradezco, le digo a mis tíos y Asher que volvería en un rato y salgo de la casa.
Ahora estoy de camino al cementerio, Asher me prestó su coche, desde que mis padres murieron no he ido a sus lápidas, solo fui al entierro. Llego y aparco. Bajó del coche y me voy acercando a sus lápidas, me siento con las piernas cruzadas y las limpio, pongo unas flores. Tocó con mis dedos los nombres, Louis y Amanda Antherson.
—Hola, mamá, hola, papá, si, soy yo, Ivy. Siento no haber venido en todo este tiempo, pero no me sentía preparada, aquí estoy dos años más tarde desde vuestra pérdida, os tengo que contar muchas cosas. Mi vida cambió desde que os perdí, me fui a San Francisco a vivir y a la universidad. El primer año fue muy duro, pero lo pasé, el segundo fue mejorando, hice amistades pero no resultaron ser buenas, tiempo después pasó algo que me volvió a cambiar pero conocí a unas personas maravillosas, vivo con todos ellos y me tratan muy bien, son cinco personitas, pero la que más me está llegando es Asher, él es especial lo sé, al principio no nos llevamos muy bien, pero él siempre me ayuda y me apoya. El me trajo aquí, es majo cuando quiere, pero le veo y siento que todo lo malo desaparece. No sé qué pasará con nosotros, pero me voy a dejar llevar porque la vida es demasiado corta como para desperdiciarla. Mamá, tu hermana está embarazada, estoy muy ilusionada con el embarazo, y se la ve feliz. Papá, mamá os echo mucho de menos cada día, pero se que con el paso ya no me resultara tan difícil recordaros, no está siendo fácil pero lo estoy consiguiendo, la tía tuvo mucha razón en algo que me dijo. Es imposible que me olvidé de vosotros pero puedo vivir con el recuerdo de que fuisteis los mejores padres y que todo lo que hacías era por mí bien. Espero visitaros pronto, os quiero mucho —termino diciendo y me quebró, doy dos besos a las lápidas y me quedo un rato allí recordando los momentos más felices con ellos.
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Besos de fresa 🍓

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INEFABLE
Romansa(BORRADOR) DUOLOGIA TIEMPO Libro 1 Ella tiene pánico a los coches. Él ama correr. Ella huye de su pasado. Él esquiva a toda costa su pasado. Ivy y Asher son polos opuestos. Asher es todo de lo que Ivy quiere escapar y huir, pero... ¿Podrá evitar que...