CAP 34. LAS PALABRAS DEL ABUELO

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Narrador:

- Y concluimos la historia con el dicho de ; si te comes al padre de una familia de lobos, has todo lo posible para tomar su lugar y mantenerlos. -Concluyó el anciano quien con una sonrisa serena agitó su bastón alegremente.

-¡Estoy seguro que la historia no es así abuelito!

- ¿Cómo la caperusita se pudo comer todo el pavo?

- Olvida eso, ¡¿Cómo demonios se comió entero a un lobo adulto?!

- Y su mamá, debieron haber reportado la desaparición de la abuela y la niña. ¿Dónde está la policía? Necesito una continuación.

- ¡No hay continuación ni la policía por qué se supone que la historia no va así! - Acalló la mayor de los niños ahí, que con pisar fuertemente el piso, había silenciado la habitación. Los más pequeños se escondieron detrás de los más altos.

- Vamos Lucía, estoy seguro que la historia es así, no dudes de las palabras de un anciano -Calmó el mayor desde el banco, recibiendo solo una mirada molesta de su nieta mayor- Además la lección en la historia es que uno debe tomar responsabilidad de sus acciones. No importa como terminó la historia.

La aclamada Lucía agarró con fuerza su frente, estaba harta de las historias confusas que su abuelo les contaba, no entendía que hacía ahí, solo salió de la sala donde estaban sus padres y se sentó a observar a sus nietos hasta que su hermanito, el escurridizo que se libro de su vista, le había preguntado algo. Terminando con que el anciano empezará a contar historias sin sentido de fábulas.

Además.

Estaba segura que escucho esas historias en otra parte.

- ¡Otra, otra! Abuelito, cuéntanos otra como esas. Son muy divertidas -Y ahí iba de nuevo su hermano, que con 5 años inocentemente pedía más tortura psicológica para ella.

Puede que sea una niña de 11 años, pero está lo suficientemente conciente de si misma para notar los cambios en las historias, y no les gustaban los cambio en realidad. Que su abuelo alejara mucho el concepto base de la historia le pareció inaudito.

- Mi pequeño ******* me comprende, Lucía, tomalo de ejemplo -Se carcajeó el anciano mientras apachurraba con sus delgados dedos las mejillas de su pequeño nieto.

Lucía solo pudo suspirar un poco rendida y frustrada. Se inclino para adelante y se sentó, cruzando ambas piernas. Ya no estaba para aguantar tantas estupideces.

El anciano al ver esto, se puso solidario y entendió un poco a su nieta, total, tenian casi la misma razón para estar molestos. Después de todo, huyó de la habitación donde recidian los adultos por una estúpida disputa sobre cambiar algunas de las sagradas costumbres de la familia.

Y eso era estúpido en su opinión, él había seguido y apreciado cada tradición que está familia tiene, esas costumbres se pasó de generación a generación y era prácticamente el patrimonio de sus ancestros. No sabía por qué a sus hijos menores se le metió a la cabeza eso de eliminar algunas. Cómo el día de la "Ceremonia graduativa" ¡Esa una de las más divertidas! ¡¿Que había hecho mal con Camilo y Hernán?!

Deberían estar avergonzados de proponer semejante insulto a tan antigua tradición. Era como escupir a la cara de sus ancestros.

Y eso que ellos también formaron parte de la ceremonia.

El canoso bufó exasperado al recordar toda la disputa que se continúa es la habitación al otro lado de la casa, eran sus dos hijos contra su hija mayor y sus sobrinos.

No estaba preocupado en verdad, sabía que Kamelia les haría entrar en razón a esos dos herejes. Su hija es más fuerte que todos ellos después de todo.

Que Se Haga El Caos (Reencarnando en BNHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora