23: Las despedidas son duras

434 41 11
                                    

Las despedidas son duras. Es por eso que no me gustan las despedidas. Son algo que me recuerda que el final ha llegado, y esos bellos momentos se convirtieron en memorias, que poco a poco se resumirán tanto hasta ser una palabra "Marcela".

Los pensamientos de Michel se iban a la deriva, usualmente viajar siempre le llevaba a tener despedidas duras pero jamás llegar a tal punto de llorar al empacar. Fue hace mucho tiempo que su última lágrima rodó por su mejilla y casi no recuerda el porqué, pero si recuerda esa lágrima. Lo peor de irse era que no pudo lograr saber que sentía Marcela por él. Tal vez tenía lógica, ella había terminado una relación y lo único que quería es algo efímero.

Efímero

El viaje en avión estaba agendado para sentarse junto a Betty, por esa razón ambos irían en el mismo taxi con los padres de Betty en su respectivo auto.
Se alistó para llevar el taxi a la casa de Betty.

...
Betty se miraba al espejo, conteniendo sus lágrimas. Todos la esperaban abajo para acompañarla al aeropuerto. Un timbre la sacó de sus pensamientos, un vago y romántico pensamiento que dijo que el que venía, era Armando para detenerla, pero movió su cabeza ante tan tonto pensamiento.
Bajó las escaleras y abrazó a Michel.

- ¿Lista Betty?
Betty asintió y ambos subieron al taxi. Los padres de Betty estaban detrás del taxi, en su carro. De repente Nicolás vino corriendo con Patricia.

- ¿Pelite... Digo... Patricia? - Betty se preguntó al verla correr junto con Nicolás.

Patricia subió al auto donde los padres de Betty estaban.
- ¿Hola? - Doña Julia saludó un poco extrañada por su presencia.
- Ay hola, es que las del cuartel, las amigas de Betty querían hacerle una breve despedida en el aeropuerto... ¡Pero se iban a ir en bus! Y pues yo también quería, porque aprecio a Betty de una u otra manera y Nicolás me dijo que él iba a ir con ustedes en su carro.
- Me parece muy bien... ¡Vamos!

...
Marcela estaba sentada en su sillón mirando hacia la pared, meditando sus sentimientos en alboroto.
- ¿Cuál es el punto? Si salimos me va a engañar - Miró abajo - Aunque... No te mata intentar.

Cerró sus ojos e inhaló a fondo. Recordó sus momentos, y entendió que en cada momento no sólo era ella quien luchaba por no dejar la relación, sino era él quien la hacia sentir bien y jamás permitía que vaya a dormir con rencor. Aunque lo quiera negar habían cultivado una relación por esas tres semanas donde se apoyaban y se hacían sentir bien con la mera presencia del otro.

Se levantó de golpe y se reprendió

- ¡Que tonta! - Cogió un abrigo y se subió a su auto para dirigirse al aeropuerto.

En el camino otro error se estampó en su cabeza. Arruinar la relación de Betty y Armando. Pudo haberlo arreglado todo si le hubiese contado la verdad a Betty 1 mes antes. Pero ahora no importaba el pasado, en sus manos, se encontraba la posibilidad de arreglar todo, y no la iba a dejar ir.

...

Al ponerse la chaqueta casi perdió el equilibrio, Armando Mendoza se metió en su auto para darse un momento a mirar como lucía por el retrovisor. Se veía cansado, con ojeras y mediocre.

- Patético - Murmuró para sus adentros. Pisó el acelerador, agarró la palanca de cambios y la movió agresivamente subiendo los cambios de velocidad.

Llegó al parqueadero del aeropuerto, alcanzó a ver el carro de Don Hermes y rezó porque su Betty no esté montada en el avión. No conocía la hora de su vuelo, debido a que ha estado toda la semana amenazando a las del cuartel de las feas para que le digan la hora, pero no se la supieron decir. Lo único que logró sacar de ellas es que sería después de las 12:00 no exactamente a qué hora así que Armando estuvo presente a las 12:00 allí.

Ahora se dio cuenta que le tendieron una trampa, le dijeron que era después de las doce para distraerlo ya que la verdadera hora sería a las doce. Cerró sus puños con rabia al darse cuenta que por ellas estaría a punto de perder su única oportunidad de enmendar las cosas.

Cruzó la entrada del aeropuerto y entró casi gritando por permiso a todo aquel que pasara frente a él. Se detuvo cuando a una de las personas a las que iba a quitar del camino, resultó no ser nadie más que Marcela Valencia.

- ¿Marcela? ¿Qué haces aquí? - Armando dio un vistazo rápido para constatar que era ella.

- Digamos que yo también tengo mis problemas sentimentales - Marcela contestó, dándole un codazo suave para indicarle que debían seguir adentro del aeropuerto.

- ¿Vienes a detener a Betty? - Armando bromeó produciendo una expresión molesta por parte de Marcela.

- No todo el mundo rota alrededor de TU Betty - Marcela aseguró, para posteriormente apuntar arriba en un piso superior por encima de las escaleras eléctricas, donde estaban Betty y Michel para abordar el avión; asimismo los padres de Betty, Nicolás, Patricia y todo el cuartel dirigiéndose a despedir a los dos.

- ¡Betty! - Armando gritó con todas sus fuerzas llevandose la atencion de todo aquel que pisara el aeropuerto.

- ¡Doctor! ¡Por dios! ¡¿Qué hace aquí?! - Betty se apoyó en el barandal para visualizar a Armando junto a Marcela.

Las personas atestiguaban la escena casi sacada de una película romántica. Charlando entre ellos:
- ¿Qué hace su doctor aquí?
- Que romántico
- Ella no parece estar cómoda

Y era cierto, a Betty jamás le había gustado ser el centro de atención, y su expresión molesta la delataba.

- Mi corazón te sostiene y si te vas mi vida se acabará. Mi vida, ven conmigo y quédate. - Armando la observaba apoyada en la baranda con sus manos tapando su boca.

Marcela subió las escaleras eléctricas y quedó frente a Michel.
Pensó que debía arreglar las cosas con Michel, y meterse a decirle a Betty que Armando realmente la amaba la haría parecer una participe de su desesperación, y no lo iba a hacer enfrente de la muchedumbre. Así que se lo dejó todo a Armando y se ocupó de Michel.
Michel perplejo la abrazó, Marcela devolvió su abrazó fuertemente.
- Lo, lo lamento yo... - Marcela se apoyó en su pecho para no dejar que nadie vea sus lágrimas, a excepción de él.
- No llores, vamos por un helado ¿quieres? - Michel le susurró al oído - Pero aquí en el aeropuerto no. Son demasiado caros.
Michel agarró su maleta y se fue con Marcela, no sin antes despedirse de todos.
- Chao Betty, que le vaya bien. Chao a todos.

Todos atónitos presenciaban la escena, incluso Armando que esperaba una respuesta de Betty. Para obtener una respuesta subió las escaleras, al igual que Marcela lo hizo, con esperanzas de poder enmendar las cosas.

- Betty... Dígame que se queda conmigo, yo la amo. - Armando intentó tomar su mano pero Betty la jaló y no se lo permitió.

- Lo lamento Doctor - Betty replicó con voz temblorosa, alzando su cara llena de lágrimas saladas, para, eventualmente correr a abrazar a sus padres, a abrazar a Nicolás, y despedirse de sus amigas y desaparecer por el pasillo entre la multitud que abordaba su mismo avión.





No he podido Olvidarte_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora