Capítulo 12

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. •. Mentira sobre mentira. •.
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———- México -———

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Me he pedido uno día libre extra del hospital, Lidia se quedó a mi lado durante la ausencia de Alemania.

Y lo único en lo que pienso es en Rusia.

¿Qué va a pasar ahora? ¿Lo volveré a ver? ¿Qué estará pensando? ¿Me podré acercar a el?

USA no se ha vuelto a comunicar, tengo que esperar a que ella lo haga, pues es necesario que nuestra conexión sea segura y privada.

Aún me cuesta procesar todo lo que sucede, es una sensación rara, indescriptible y no sé si es bueno o malo, simplemente pensar en ello me llega agobiar y me deja un vacío.

Alemania regresaría hoy por la tarde, si es que mis cálculos no me fallan, casi dos días después de aquella discusión.

No sabía ni como convivir con él desde ahora, quizás me pasé un poco con el golpe que le solté por desquiciarse de esa manera, fue inercia propia. Lidia me dijo que el se lo tenía bien merecido, y creo que mi acción fue lógica al defenderme si me estaba tratando de una forma irrespetuosa.

Saqué esos pensamientos de mi cabeza y nos fuimos al hospital.

Estar ahí me relajo un poco, la risa de los niños es contagiosa, y sobre todo la de los bebés, pues creo que tienen un brillo singular. El reloj marcó las nueve de la noche, hora en la que se terminaba mi turno; sinceramente hubiera dobleteado el turno, pero tenía que hacerle frente a Alemania, después de todo, quisiera o no, vivíamos juntos.

Antes pasé con Lidia a un restaurante para que no me viera en la obligación de cenar con Alemania, quise evitar ese ambiente incómodo.

Al llegar a casa, había un silencio sepulcral, tenía la esperanza de que Alemania no hubiese llegado a casa, pero esa idea se desvaneció al ver su abrigo en la pechera.

— Señor — Lidia llama mi atención al cerrar la puerta —. Si no le importa iré a mi habitación para que hable con el señor Alemania, pero puede llamarme si me necesita.

— Esta bien Lidia —le dí un beso en la frente —. Descansa, yo me las arreglo.

Me sonríe con calidez y asiente con la cabeza.

— Buenas noches — se despide.

— Buenas noches Yiya.

La veo subir las escaleras, espero unos segundos en la sala y suelto un suspiro, camino hacia la cocina, seguro que ahí se encuentra. Dejo mi abrigo en la pechera y mis llaves igual.

Entro y me recargo en la puerta viéndolo, sostiene un semblante pensativo, esta sentado en la mesa, pero no hace nada, esta tan inmerso en su cabeza que no se percata de mi presencia hasta que decido carraspear.

El y Yo ||R u s m e x||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora