Capítulo 32

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.• .Planificación. •.
.~❄︎~.

———-México-———


Planes... no me gusta hacer planes.

Temía tanto a los planes, porque siempre cabía el riesgo de que el más mínimo error lo arruinase todo por completo.

Y sé que es cosa de la vida que no siempre salgan las cosas como uno desearía. Eso me aterraba y Rusia lo sabía.

— No importa mi vida...— besó mi frente antes de despedirnos en el aeropuerto— Aquí ninguno de los dos se muere, y no debes temer a la muerte, que quien sabe, nadie ha testificado que sea horrible, ni sabemos si duele, si realmente es horrorosa...entonces no tiene sentido. Si nos equivocamos yo te seguiré amando, y sé que tú a mí. Aunque pienses que es ridículo que el amor lo puede todo... Y que el tono que uso puede ser terriblemente lírico.

—Me leíste la mente—sonreí—. Me suena tanto a novela que termina con final feliz.

—Hay cosas que tendremos que abandonar para encontrar la felicidad, y aunque nuestro amor no lo pueda todo, por lo menos lo intentamos.

Él se decía responsable de todo para quitarme un peso de encima, pero yo bien consentía, que cargábamos con los mismo.

Tenía los ojos acuciantemente rojos, ensangrentados de la lloradera en la despedida; me preocupe por disimularlo cuando llegara a Gengenbach, donde mi querida Lidia, y "mi marido de papel", me esperaban muy contentos.

Lidia me abrazó fuerte y yo le correspondí el gesto de forma fraternal.

— Cariño— Alemania extendió sus brazos a mí y tomando mis mejillas beso mi frente.

Me tensé ante su tacto, porque eso solo lo hacía Rusia; se le quedó viendo a mis labios y caí en cuenta lo que pretendía... entonces me giré efusivo a Lidia y le volví abrazar.

Evité la mirada turbada de mi marido mientras me preguntaba por el viaje.

Respondía con cautela, cuidadoso de lo que inventaría como respuesta; respondiendo de lleno a las preguntas y agregándole una pequeñísima cosa de sobra para invitarle a seguir platicando y que las palabras en nuestras bocas fluyeran dejando en lo más recóndito de la experiencia aquellas cosas exquisitamente indecorosas que hicimos Rusia y yo, en ese hotel en Bayamón.

Lidia mentía conmigo, se mostraba sorprendida de mi experiencia hasta que llegamos a casa.

Me metí a mi cuarto a poner mis cosas en orden, (sobre todo para evitar a Alemania, en ese momento solo quería estar con Rusia), mientras que Lidia, se ofreció a poner la mesa para la cena, (pedimos comida china). Sacaba mis ropas de la maleta para colgarla en los ganchos cuando mi celular vibró.

El y Yo ||R u s m e x||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora