Levi Ackerman está de pie frente al cuerpo de Violet Evergarden, el humano que descubrió que apenas es uno hace un par de meses y si a Dios le preguntaran qué clase de humano creo en ella diría que es el más noble jamás creado en toda su existencia.
Sangre corre por la cabeza del azabache, sus manos tiemblan a causa de la impotencia, sus rodillas impactan contra el suelo, frente a ella. Inclinándose y tocando su rostro frío. — Levántate, por favor —súplica en voz baja recargando su frente en aquel frío pasto lleno de sangre— Violet por favor...
Sus manos tiemblan llenas de tristeza, impotencia y dolor cuando entiende que no recibirá una respuesta, parte del estómago de la rubia fue desprendido de una por el impacto y su boca posee sangre seca.
— ¡Despierta por favor!
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Lo único que puede hacer ahorita es abrazar el cuerpo de su amiga tan fuerte a su pecho, aferrándose a ella mientras nadie lo ve. — Violet, maldita suicida... —insulta al aire con dolor, unos minutos pasan en silencio total, el olor a sangre comienza a inundar el lugar, casi abrazándolos— por favor, regresa. —un minuto más, dos minutos.
— Iremos al sótano.
El que interrumpe la escena es Erwin Smith, caminando hacia ellos. — ¿No le llorarás aunque sea hoy? —le pregunta entre dientes.
— No tengo resentimientos, siempre le expresé lo mucho que la amaba como persona y nos despedimos como es debido. Entregó su corazón para que nosotros viviéramos, me pidió que viviera más tiempo y eso haré —la voz se le entrecorta y ni siquiera se esfuerza por ocultarlo— ella...
— Pareciera que solamente para ti era un soldado...
— Oh Levi —sonríe de pura tristeza— ella era como mi hija e incluso estoy tratando de no mirarla para no caer en una tristeza profunda.
El azabache carga a Violet entre sus brazos.
— Yo no pienso dejarla aquí, no a ella.
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Erwin solamente puede apartar la mirada en respuesta, quizá en estos momentos era la persona más cobarde del mundo por ese hecho pero nadie en este momento podría juzgar como un padre ha perdido a su única hija.
Levi patea con fuerza la puerta de la primera casa cercana que ve, con coraje y odio de por medio. Sube las escaleras pesadamente, largas pisadas para encontrar una cama.
— Si me puedes escuchar —coloca levemente su cuerpo en la cama, quita su propia capa para poder cubrirle el rostro— regresa.
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Pareciera que con la ausencia de Violet todo se ha vuelto más silencio.
— ¿Por qué duele tanto? —las lágrimas comienzan a bajar por todo su rostro— ¿Por qué me dueles tanto?
Se levanta de golpe a causa de la ansiedad, camina de lado a lado tratando de buscar una respuesta pero no la encuentra pero simplemente no puede aceptar que ella ya no esté.
Y solamente sabe quedarse de pie, observándola.
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— Por favor no me dejes... ni siquiera entiendo el pesar de tu ausencia. Regresa Violet... yo haría lo que sea necesario.
