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Violet se sentó en el suelo dejando caer todo su peso con cansancio, observó el vasto cielo azul y soltó un suspiro con ojos llorosos.
— ¿No tienes un nombre, verdad? —le sonríe con calma, con ternura— ¿Qué tal... —sus ojos parecen moverse a algo que ella no logra no ver— Violet?
Es el primer recuerdo que tiene en mente después de salir del subterráneo y lo que la mantiene luchando porque experimentó algo en su corazón que no puede entender del todo.
— Ayúdame, por favor —suplicó sin saber por qué, sus manos aún llenas de sangre del comandante tiemblan con pánico e impotencia— casi pierdo a Erwin, me siento tan... estúpida.
Suspiro tratando de calmar sus nervios.
— ¡Llamen a los médicos!
Violet tapa sus oídos inmediatamente con miedo, una vez que alguien comprende sus emociones... es muy difícil ocultarlas pero cuando sus ojos captan como Erwin es llevado con prisa a una de las camillas improvisadas mientras que la busca con la mirada realmente siente eso llamado... culpa que empieza a consumir su cuerpo lentamente, cierra sus ojos tratando de evadir lo que siente.
— ¡¿Violet?! —alguien grita pero no puede escucharlo a causa de la presión que ejerce en sus oídos— ¿Saben dónde está? ¡¿Alguien ha visto a Violet?! —gira a todos lados con un poco de preocupación que nadie logra ver y constantemente le niegan con la cabeza a su pregunta, pies inquietantes y manos sudorosas, ojos pasando de un lado a otro para analizar cada una de las personas que se cruzan enfrente de él hasta que allá en un rincón, la mira sentada casi hecha un bulto— ¡Evergarden!— le grita un poco más calmado llegando a su lado con prisa.
Levi se agacha notando la extrañeza de su comportamiento.
— Ey —le llama con más calma tomándole del hombro, sacudiéndole.
— Vi como un titán desprendió el brazo del comandante, señor, mientras salvaba a Eren y lo recordé a usted —suspiró con un pequeño hipo en su garganta— Estaba llena de sangre, mis cuchillas se terminaron y me di cuenta que no soy un arma útil y es lo único que sabía que era, estaba segura que para eso nací, para eso me entrenaron, por eso me rescataron de aquel lugar y ahora que veo que no es así, lo estoy perdiendo todo... yo no sé quien soy.
— No eres un arma —le interrumpe haciendo que le mire, ojos azules conectándose con grises, sangre escurre por su frente haciendo que Levi dibuje una mueca de tristeza ya que parece que no le duele, pasa uno de sus dedos índices tomando de ella— mira, sangras —la rubia observa el líquido rojo en aquellos dedos— eres de carne y hueso, posees sangre, corazón y venas, amas, lloras, ríes, sientes.
— No me gusta sentir —declara casi en un llanto logrando que el corazón de Levi reciba una pequeña punzada— No me enseñaron eso nunca y usted... vino a dañar mi sistema.
Baja la mirada derrotada, Violet Evergarden acaba de descubrir que era una persona bastante débil pero eso extrañamente en este mundo... estaba bien.
— Esa es la gracia de ser humanos.
Violet alza la mirada sorprendida y mira a Levi con un brillo en los ojos singular que jamás había visto en los siete meses que lo ha conocido, cuando él le sonríe de una manera sincera, abierta, enseñándole realmente cómo es con una tristeza en sus ojos que su corazón parece querer romperse pero su sonrisa es sincera, como si estuviera esperanzado y en calma... eso se siente como un...
aleluya.
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— Y eres un gran ser humano, Violet Evergarden —prosigue.
Violet por fin se permite llorar de miedo, de culpa, por todo lo qué pasó días antes y el declive de este pareciendo apenas una niña pequeña, llorando por Petra, por sus amigos, por su soledad, por Erwin, por Eren... — Capitán —lloriquea aún más haciendo que Levi le sonría aún más con una pizca de ternura y sin pensarlo, sin entender aquella necesidad, le abraza tratando de aferrarse a lo único que tiene en este momento... a él— gracias.
Levi no corresponde el abrazo no porque no quiera, sino que en tantos años una persona jamás le había abrazado con esta intensidad olvidando que él también es humano y siente cada pérdida pero Violet, un humano que se acaba de dar cuenta que es uno... lo sabe y eso hace que su corazón se quede quieto unos segundos.
— Pequeña Violet —responde tratando de ignorar que su pequeño corazón acaba de latir con un poco más de intensidad— eres demasiado extraña aún para mi.
— ¿Eso es malo? —se separa un poco.
— Claro que no.
Sangre aún baja de su frente, sus manos están lastimadas por la fuerza ejercida sobre las cuchillas, seguramente tendría un hueso roto pero ella estaba ahí como si nada.
— Chica tonta —lleva su mano a su cabello y lo despeina un poco con gracia— vamos.
Le extiende su mano para ayudarla a levantarse, hasta ese momento y solo ahí, Violet notó que los ojos de su capitán eran color gris y que su extraño corte de cabello en realidad era muy bonito y que a pesar de ser más pequeño que ella... en realidad era bastante grande y ahí, solo ahí se dio cuenta que su piel era bastante pálida casi a punto de romperse.
Solo ahí su corazón se aceleró en verle.
— Aleluya —murmuró para sí misma al mismo tiempo que le tomaba de la mano.
