Dice el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres." no era el caso de _____. Sus amigas en la Universidad en la mala vida la llevaban con ella como una especie de "canguro" pero todo cambió cuando le conoció a él: El enigmático Kang TaeHyun...
Traté de ganarme a JungWon de la manera más obvia: con comidas que llamaran su atención, según él odia la fruta y las verduras, pero ya me encargaría yo de que comiera fruta y verdura. Tae y yo comenzamos a hacer la comida mientras él veía la televisión y entonces me acerqué a TaeHyun para preguntarle si tenía ciertas cosas en casa, entre ello: Melocotón en almíbar, manzana y yogurt. Él, por suerte las tenía y vi el cielo abierto.
Mientras él cocinaba yo cogía las frutas y el yogurt y las dejaba listas para después. TaeHyun me preguntó curioso, pero no se lo iba a decir, prefería que nos ciñeramos primero a la comida, hicimos una sopa calentita que los tres comeríamos con ganas ya que simplemente el olor era delicioso.
Comenzabamos a emplatar todo y pusimos la mesa con mención especial de un vasito de cars lleno de zumo para el pequeño de la casa y entonces lo llamó a cenar. Todos nos sentamos, yo estaba sentada frente a ellos dos y Tae se encargaba de soplar la sopa de su hijo y comprobar que estuviera a una buenna temperatura para él. Yo lo imité y esperé a que terminara para poder empezar a comer juntos.
JungWon comenzó a comer antes que nosotros y por ende acabó antes. Miró a su padre y le preguntó qué había de postre, me interpuse antes de que contestara y hablé.
—¿Te gusta el huevo frito, JungWon?
El pequeño asintió y TaeHyun me miró con cara de: no irás a darle huevo frito al niño de postre, ¿verdad?
—Pues voy a hacerte un postre sorpresa muy chuli, espera aquí.
Dejé mi sopa a medias y recogí el plato del niño y sus cubiertos para llevarlos a la cocina y allí, tomé otro plato y me dispuse a pelar la manzana y a cortarla en tiras, como si fueran patatas fritas. Abrí el yogurt y lo removí hasta dejarlo liquido y lo esparcí en forma de clara de huevo, y finalmente cogí melocotón de la lata del almíbar y lo coloqué en mitad de yogurt con cuidado de no estropear lo demás. Cogí un cubierto y con cuidado llevé el postre a la mesa.
Tae lo miró con curiosidad y JungWon abrió su boca asombrado.
—Es un huevo frito de chuche, pruébalo, verás que rico está. —Dije sentándome para seguir tomando la sopa.
El pequeño efectivamente comenzó a comer y con gusto. TaeHyun abrió sus ojos como platos y me miró estupefacto, yo sólo le guiñé un ojo y seguí comiendo.
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Tras el almuerzo, TaeHyun y yo fuimmos a fregar los platos mientras JungWon jugaba en el salón.
—Me parece increíble, llevo cuatro años intentando que coma fruta y jamás lo conseguí y tu... —La magia de las abuelas, la mía lo hacía cuando mi primo no quería comerse la fruta, y el niño pues se lo comía todo. —Eso es increíble, definitivamente lo es.—Soltó una risa de incredulidad.
Me incline haciendo una reverencia a un público invisible y él rió dándome suavemente con un trapo de cocina. Volvimos a lo nuestro hasta que terminamos de fregar y nos quedamos en la cocina hablando por un rato.
—¿Sería mucho preguntar dónde está su madre...?—Él suspiró dispuesto a reponderme. —Murió cuando estaba dando a luz, de hecho ella no pudo conocer siquiera el rostro porque fue durante este, tuvieron que operarla para poder sacar al niño vivo...
Mi rostro se tornó en una amarga expresión y coloqué mi mano sobre su hombro en señal de apoyo.
—No éramos la mejor pareja del mundo, teníamos nuestros altos y nuestros bajos, pero éramos muy jóvenes e inexpertos en todo y nos dejamos llevar por la pasión... pero la historia se vuelve a repetir como en Romeo y Julieta, los impulsos solo llevan a catástrofes... —¿JungWon...?—Cuestioné yo. —Por supuesto que no, él es lo más bonito que tengo en esta vida, lo decía por la muerte de su madre... Él sigue muy confuso sin saber por qué no tiene madre como los demás niños, es duro no saber como explicarle eso a un niño pequeño. Tiene la sonrisa de su madre...
Sonreí inconscientemente mientras suspiraba con tristeza.
—Lo estás haciendo bien, Tae. Es un niño educado, está sano, es inteligente, es amable... Estás criándolo con los valores correctos, y no importa si eres o no eres capaz de explicarle eso, llegará el día en el que él lo entienda, y será por la gran educación y el hogar que le estás proporcionando.
Los ojos de Tae se aguaron y en una pequeña risita tímida, dejó parte de sus lágrimas escapar a pesar de secarlas rápidamente sorbiendo su nariz.
—Gracias, gracias por esas palabras, siempre sabes qué decir en cada momento, es asombroso. ¿No te planteaste la psicología?
Dejó escapar otra risa, y es que no era psicóloga, pero esa sonrisa ocultaba mucho más que las profundidades de un océano.
