Dice el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres." no era el caso de _____. Sus amigas en la Universidad en la mala vida la llevaban con ella como una especie de "canguro" pero todo cambió cuando le conoció a él: El enigmático Kang TaeHyun...
Llegó el ansiado viernes que nos había tenido a Tae y a mi más pegados a lo largo de la semana. Ambos, ya listos con la ropa puesta, estábamos esperando a la hermana de TaeHyun, que obviamente con algo más de lentitud estaba llegando.
El timbre sonó y cuando abrimos la hermana de Tae estaba allí. JungWon corrió a saludarla ya que hacía muchísimo tiempo que no la veía. Nosotros sonreímos al ver la conexión que ambos tenían. TaeHyun dio un toque en mi espalda en señal de que nos íbamos ya y yo le seguí, despidiéndome de ambos.
Salimos de la casa y decidimos ir en autobús, pensamos que sería más precavido por el hecho de que TaeHyun no tendría que llevar su coche y ponerse en peligro por eso, YeonJun estaría pendiente.
Llegamos a aquellas planadas y TaeHyun agarró mi mano obligándome a ir con él de manera disimulada. No entendía su comportamiento para nada pero seguí su recorrido. Su destino eran unos garajes donde se guardaban las motos "de repuesto". Lo abrió lo más sigiloso que pudo y sin terminar de abrirlo del todo para no llamar la atención, nos metimos.
Dentro había filas de motos de toda clase, pero Tae cogió apenas unas cuantas herramientas y corrió hacia aquella que suponía que era la que él iba a usar. Comprobó que nadie la hubiera intentado sabotear de nuevo, para mala suerte de ambos se habían dado cuenta y TaeHyun entró en pánico, comenzando a arreglarlo lo más rápido que pudo.
Mientras, yo intentando colaborar, vigilaba si alguien venía a lo lejos y le miraba angustiada. Se le veía realmente concentrado en aquello y es que debía hacerlo a contrarreloj o ganaría aquella carrera sin él quererlo.
Por un pequeño despiste, TaeHyun tiró una moto, que estuvo a punto de caer sobre él, pero en ese momento yo corrí hasta allí frenándola a tiempo con trabajo, ya que, honestamente, todos sabemos que las motos no son para nada ligeras.
Tras eso, TaeHyun se levantó rápidamente y me ayudó a colocar ambas motos correctamente.
—Corre, vamos fuera, esto ya está listo.— Empujó mi cuerpo por mi cintura para obligarme a caminar.
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La parrilla se estaba calentando, todos estaban haciendo apuestas entre ellos enterados de todo lo que iba a pasar aquella noche. TaeHyun estaba con YeonJun y conmigo, ambos trataban de calmarme y es que el miedo me calaba hasta los huesos.
Pronto la gente comenzó a reunirse alrededor de nosotros y se acercó quien supuse que sería el cabecilla de todo.
—Kang, te reto, a ti y a YeonJun... será una carrera amistosa, ya veréis. —¿De qué se trata?— YeonJun le miró con una ceja alzada sabiendo todo lo que venía. —TaeHyun contra ti, le proporcionaremos una moto. Si TaeHyun gana, tendrá que unirse a las carreras, si tu ganas, te daremos el doble esta noche. —¿Por qué no el doble para mi?— TaeHyun se incorporó soltando lentamente mi mano y miró al lider ladeando la cabeza con los ojos fijos como estatuas. —Porque sino, no tendría gracia, leyes de la calle, es eso, o nos la llevamos a ella.
TaeHyun apretó los puños más que dispuesto a lanzarse a su cuello y golpearle hasta que no le quedaran fuerzas, pero YeonJun lo paró a tiempo y frunció el ceño.
—A ella no la va a tocar nadie, ¿vale? aceptamos, sacad las motos ya.
Ambos se giraron a mirarme y me llevaron con ellos hasta la orilla del circuito, donde comenzarían a colocarse en breves momentos. La chica a la que iban a sacar a bajar el pañuelo ya se estaba colocando. Yo buscaba con la mirada a TaeHyun, necesitaba saber si habíamos arreglado la moto que iba a usar, y lo mejor es que para nuestra suerte si que lo era, era la moto que habíamos arreglado momentos antes.
Quise celebrarlo gritando, pero eso iba a ser demasiado llamativo para todos y podría meterlos en problemas. TaeHyun buscó mi mirada con la suya y ambas entrelazaron: Habíamos ganado, tenía la moto que era. La felicidad en nuestros ojos era lo único notable en nuestras neutras facciones, no necesitabamos que nadie más fuera capaz de leer nuestras miradas, ambos sabíamos qué queríamos decirnos. Todo iba a salir bien.
