Dice el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres." no era el caso de _____. Sus amigas en la Universidad en la mala vida la llevaban con ella como una especie de "canguro" pero todo cambió cuando le conoció a él: El enigmático Kang TaeHyun...
La semana pasó rápidamente. Traté de molestar a Huening Kai, mi amigo recién transferido a mi Universidad lo menos posible para que mis amigas no dijeran nada sobre él, pues ellas eran las típicas que dentro de esas cuatro verjas juzgaban a todo el que se acercara a nosotras sin darles ni una sola oportunidad. Finalmente llegó él viernes, estaban de nuevo reunidas en la puerta y me acerqué a ellas.
—¡Oh, ______! Menos mal que ya has llegado, tenemos algo que decirte. Hoy vamos a ir a un lugar nuevo con HwanJo. Dice que lo pasaremos bien. Estará bien cambiar de aires. ¡Además dicen que los chicos están de muerte! Será tu gran oportunidad para brillar.
Con rostro de inconformidad asentí y suspiré. Saltando de nuevo todo mi día, siempre la misma rutina en cuanto a la Universidad, volví a casa y me metí en la ducha, ¿qué ropa tendría que ponerme? Pensé y pensé mientras me duchaba. Opté por una falda pantalón negra y un crop top negro y una camiseta blanca debajo. Tenía una manera única de maquillarme a comparación de mis amigas. Colocaba algo de sombra naranja, hacía una raya pequeña y disimulada y la delineaba de rojo. Pinté mis labios de rojo coral y me miré al espejo: definitivamente iba muy ellas y muy poco yo.
Pronto oí un pitido fuera y me asomé a ver. Efectivamente eran mis amigas y tomé mi bolso metiendo el móvil, un par de pastillas por si me dolía la cabeza y poco más. Bajé hasta ellas y me senté atrás.
Entonces de repente todas comenzaron a gritarme cosas como: "¡la muy zorra iba de mosquita muerta!" "¡mira que culazo le hace la falda!" "¡hoy follas seguro!"
Comentarios que me incomodaban teniendo en cuenta que yo solo iba para estar pendientes de ellas y cuidarlas.
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Llegamos hasta unas grandes planadas, donde se oía el rugido de los motores con fuerza y cerca de doscientos coches estaban aparcados junto a otra gran cantidad de motos. Mis amigas salieron emocionadas del coche y yo miré a mi alrededor sintiéndome asqueada.
Ojalá haber visto solamente coches: junto a estos coches había gente fumando a saber qué; otros cuantos hacían rayas de... Eso, en el capó de sus coches; otros tantos intercambiaban la droga delante de los ojos de todos y lo peor: otros cuantos estaban manoseando sin pudor a las chicas que había allí. Sus faldas extremadamente cortas no dejaban nada a la imaginación y menos para ellos. Llegué a ver incluso en los mismos coches donde estaban otras personas a su alrededor tomando estupefacientes y vendiéndolos a chicas manteniendo relaciones con los chicos o incluso llegando a ser tríos. Era horriblemente incómodo ver como más de uno se acercaba a mirar, sacaba fotos o grababan videos.
Tomé con más fuerza mi falda sintiendo que este ambiente ya se iba de castaño a oscuro. Mi amiga me tomó del brazo y tiró de mi hacía un chico pelirrosa que se acercaba a ellas. El chico llevaba su pelo recogido en una pequeña coleta. Su labio estaba decorado por unos bite snakes y su ceja por un eyebrow nostril. Su cuello estaba tatuado con un tigre a un lado y un Wendigo que ocupaba parte de su pecho y cuello. Además de tener una pequeña rosa lineal bajo su ojo derecho.
—HwanJo, que alegría volver a verte por aquí, y con gran compañía.— El chico le guiñó un ojo a mis amigas y ellas soltaron una pequeña risita tímida. —¡YeonJun! Hace realmente bastante tiempo, ¿qué tal has estado? ¿Y TaeHyun, dónde está? —Terminando de chequear la moto para que pueda correr bien la carrera sin problemas.— Habló el pelirrosa altivo. —¿Volverás a competir contra Gyu?— HwanJo soltó una risa mientras negaba. No tenéis caso.
A lo lejos se veía a un chico acercarse a nosotros hasta quedar al lado de ese tal YeonJun.
—Ya está todo listo, Jun. Todo está en su lugar, podrás correr sin problemas.
La vista de ese chico se posó en mi y me hizo mirarle fijamente igual, quedé completamente perpleja por el tamaño de sus brillantes ojos y separé mi vista rápidamente. YeonJun dirigió su mirada curioso hacía donde miraba su amigo y levantó una ceja divertido al mirarme.
—Bien, Tae, ahora iré a prepararme. Gracias por avisar.
Dicho esto ese tal Tae se alejó lentamente dejándome más que confundido mientras que el pelirrosa inspeccionaba a cada una de mis amigas con la mirada. Se acercó a SeoHee, la más "voluptuosa" por así decirlo y la tomó por la cintura repentinamente para juntar sus labios hambriento mientras bajaba su mano hasta las nalgas de la chica. Se separó al momento sonriendo socarrón mientras que mi amiga se sentía la elegida para ese "lindo" chico.
—Un último beso por si hoy es mi última carrera.
Dicho esto se alejó con rapidez hasta hasta moto. Miré a mi amiga quien se veía orgullosa por eso con cara de asco, mi cabeza no dejaba de pensar ¿cómo es posible que te guste que te usen como un objeto?
A decir verdad, mi cabeza en ese momento estaba en otro lugar y ese lugar era ese desaparecido pelirrojo con un industrial en su oreja y brazos y rostro manchados de aceite, ¿por qué me había mirado de esa manera? ¿acaso estaba sobrepensando las cosas? obviamente, sí.
