Dice el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres." no era el caso de _____. Sus amigas en la Universidad en la mala vida la llevaban con ella como una especie de "canguro" pero todo cambió cuando le conoció a él: El enigmático Kang TaeHyun...
Ahora lograba entender muchas cosas de aquellas notas. En el momento en el que vi llegar a la policía no sabía si sentir miedo, alivio, traición o quizá desesperación por buscar otra manera donde conseguir dinero.
Quise conducir de vuelta a por _____, pero si lo hacía la policía vendría a por mí, lo único que calmaba mi estado de nervios es que me prometió que huíria como pudiera, sin importar nada, pero aún así era más que difícil no pensar en dónde estaría la chica bonita.
Volví directamente a casa con la ilusión de que quizá ella estaría ya allí. Mi hermana se quedó sorprendida al verme llegar a esa hora, y por culpa del ruido que involuntariamente hice, desperté a JungWon.
Tomé al pequeño en brazos con mucho amor y delicadeza y traté de calmarme con sus pequeñas risitas y bostezos pero nada funcionaba. Comencé a andar en círculos frente a mi hermana mientras que ella me miraba con lástima.
—De verdad no sé dónde puede estar, estoy muy asutado...—Suspiré derrotado. —¿Has probado llamarla?—Cuestionó mi hermana y yo negué. —No tiene teléfono.—Respondí brevemente comenzando a quejarme entre lloriqueos de agobio.— ¿Y si alguien le ha hecho algo? ¿Y si alguien se la ha llevado? —¿Has...probado mirar en su casa? quizá no quería perjudicar a JungWon en caso de que la siguieran...
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El razonamiento de mi hermana tenía todo el sentido del mundo, así que salí de mi casa despavorido, sin importarme ya la ropa o el calzado que llevaba. Corría con todas mis fuerzas, de una manera que jamás había corrido para ser honesto.
El viento jugaba con mi cabello y yo trataba de pasar todos los semáforos que pudiera, ganándome algún que otro pitido por parte del coche parado que estaba por pasar en su turno. Lograba doblar finalmente la esquina de su casa entre jadeos y temblores de cansancio y entonces la ví.
Logré verla frente a una moto blanca a la que le hablaba intimidada y se veía de lejos. Con la poca fuerza que me quedaba en la voz grité su nombre, y entonces le motorista desapareció de nuestra vista huyendo tan rápido como de la policía.
La chica me miró con ojos de cordero por la sorpesa y corrió a la misma vez hacia mi, logrando que nuestros cuerpos chocaran con fuerza pero a la vez que se creara un fuerte abrazo entre nosotros dos. Volví a tomar su rostro entre mis manos rozando ambas narices y suspiré aliviado.
—No sabes el miedo que tenía en el cuerpo de no volver a verte o verte con otro chico que te hubiera hecho daño... —Pero estoy bien... el chico que me trajo ya me salvó una vez, y además es el chico de las notas...—Respondió dejando escapar una risita.
Volví a unir nuestros labios de una manera más suave, queriéndo dejarle claro que no había sido impulso de adrenalina o miedo, sino que sentía amor de verdad por ella. Ambos cerramos los ojos dejándonos llevar por la verdadera tranquilidad de la noche. La Luna daba una luz tenue que acompañaba el brío movimiento de los coches de fondo en la carretera. Estaba todo en un relativo silencio, y eso me hacía pensar que quizá mi corazón también podía oírse perfectamente.
—Te quiero, _____. Por favor, no te vayas de mi vida después de esto... Ya no quiero que cuides a JungWon... quiero que nos des amor a los dos... Tengo tanto miedo de perderte...
Acaricié su cabello y coloqué unas cuantas hebras tras su oreja. Ella ladeó su cabeza hasta dejarla acunada en mi mano y entonces acaricié su mejilla con ternura. Ella asintió lentamente mientras que yo le miraba algo confuso sin saber si se acomodaba más en mi mano o asentía, en ese momento no me importaba para nada, simplemente, tiré de su ropa y la envolví entre mis brazos de manera protectora, sin querer que se fuera a ningún lado excepto conmigo y es que así iba a ser.
