XV: ¿ZABINI QUÉ?

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5 DE JULIO DE 1997.

El sol calentaba con vigor sobre los linderos de Hogwarts. El reloj enorme en medio, marcó las doce con venticinco, dando paso a la hora del almuerzo. No hubo ninguno presente en quedar sin comida; había todo tipo de delicateses pero aún así algunos pocos no hallaron el apetito.

— Parece que Fleur quiere asesinar a Charlie —comentó Ron con la boca llena de comida.

Hermione le miró asqueada y sin decir nada se puso en pie, marchándose del Gran comedor. Ron miró a Harry con el ceño fruncido.

— ¿Qué le pasa? —preguntó a su amigo.

— Le dio vergüenza ver a su novio comer como un animal —dijo Ginny, dándole una mirada de esas que su madre solía darle cuando hacía algo malo.

Harry arrugó la nariz diciendo—: Hermione no tiene novio.

— Es verdad —respondió Ginny con perspicacia—. Hermione no tiene novio... Aunque... —alzó una ceja—, al parecer ninguno te ha contado lo que ocurrió la otra noche en la Torre de Astronomía.

Los ojos de Harry se abrieron más de lo normal y girando la cabeza automáticamente observó a su mejor amigo reclamando una explicación inmediata. Ron se puso nervioso, tragó la comida en su boca deseando que Hogwarts le tragase.

— Al fin te encontré.

Hermione dio un respingo al escuchar la voz de Viktor Krum a su espalda. Él le miró con una nueve sonrisa y ella forzó una mientras intentaba ocultar su desánimo.

— ¿Qué haces fuera del comedor? —preguntó vacilante.

— Podría preguntarte lo mismo —dio en respuesta el búlgaro. Los ojos carbón de Viktor le observaron fijamente. Hermione sintiéndose acorralada apartó la mirada hacia el librero al fondo del lugar.

— No tenía hambre —contestó luego, no mintiendo del todo.

— ¿Estás triste? —indagó él, volviendo a buscarle la mirada, al hallarla, los ojos cristalinos de Hermione lo incentivaron a tomarla del rostro sutilmente—. ¿Quién te lastimó? —tras aquella pregunta se guardaba un impulso colérico que fue apaciguado por los brazos de Hermione. Él no dudó en corresponderle y aspirando el aroma de su pelo, pues olía a chocolate con fresas, fue seducido a una plena calma. Deseaba con todas sus fuerzas permanecer así allí, con ella, y olvidar todo el caos del exterior.

Rato después, de regreso el gran comedor, Viktor y Hermione tomaron asiento juntos. Ella parecía más animada y él rebozaba de amor por verla sonreír.

— Hermione —Ron estaba de pie en medio de Hermione y Viktor.

— ¿Qué deseas, Weasley? —inquirió Viktor mirándole con tosquedad. El jugador de Quidditch no era grato del pelirrojo y vice versa.

— No sabía que ahora te llamarás "Hermione" —contestó mordazmente Ron.

— Ron... —comenzó a intervenir Hermione.

Para molestia de Ron, tuvo que regresar a su asiento con el enojo brotándole por los poros. Un nuevo encapuchado había solicitado silencio. Su voz le delató como una chica y por esos rebeldes mechones que se asomaban por debajo de la capucha, se supuso que era castaña.

— Espero ser bastante rápida —dijo a todos—. También espero no causarles un infarto a mis padres —suspiró—. Bien, empecemos... Tengo veinte años y mientras estuve en Hogwarts pertenecí a la casa de Hufflepuff —la casa nombrada al momento aplaudió contentos. Ella les agradeció con la mirada y con la mano en alto pidió que le escucharan. Sus piernas temblaban incontrolables y no que decir de ese sudor excesivo que le recorría la espina dorsal. Respiró hondo y siguió—. Jugué por tres años años al Quidditch, ocupando el puesto como Golpeadora. Mi padre era mi mayor fan —rió un poco, recordando los buenos tiempos en los que su padre se alocaba cada que tenía un partido.

SIN LEY MÁGICA: TERCERA GENERACIÓN AL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora