SIN LEY MÁGICA: TERCERA GENERACIÓN AL PASADO

XVIII: ¿POTTER? PARTE II

05 De Julio De 1997.

- ¿Ron? -Ginny, Hermione y Molly Weasley, estaban alrededor de Ron tratando de despertarlo del desmayo-. Ron... Ron... ¡Ronald Bilius Weasley!

El grito de la matriarca de los Weasley resonó en los tímpanos del pelirrojo, provocando que se irguiera de la cintura para arriba como un resorte. Estaba tan pálido como si hubiera visto un espanto y sus labios temblaban de forma graciosa. Pasó la vista por las mujeres, aún horrorizado.

- Mamá, tuve un sueño terrorífico -su madre le miró con amor y un deje de algo en lo que Ron no fijó su atención.

- ¿Qué soñaste querido? —preguntó la mujer con cautela.

- Que... -miró a sus zapatos y luego alzó la mirada, perdido en lo que iba a decir-. Que había un chico idéntico a Harry que... que... -tragó grueso con una mueca de asco-, y decía ser... ¿mi hijo?

- Eso no es terrorífico, hijo -le decía su madre, trazándole el cabello dulcemente-. Un hijo es la mejor bendición que podemos tener los padres.

Ron ladeó la cabeza de un lado a otro, efusivo y volviendo a estar más alterado.

- No, mamá... Lo espantoso es que también era... -casi lloró al decir lo siguiente-, hijo de... ¡De la víbora ponzoñosa de Parkinson!

Al otro lado, Harry sostenía a Pansy, transmitiéndole en silencio fortaleza. Él la sentía rígida, escuchando cada palabra de Ron, y le dolió. Tal vez el conocer que era su hermana, había hecho florecer con rapidez hacia ella una necesidad grandísima por protegerla, cuidarla y hacerla feliz, pues él tampoco tuvo una infancia amena.

- Deberías ir con tu amigo -murmuró Pansy, secando con rapidez una lágrima de su ojo. Harry la dejó alejarse un paso más allá, dónde Isabella Parkinson le sostuvo de la mano.

Al segundo, Harry reaccionó siguiéndola.

- Pansy... -le dijo, tocando su hombro. Al ella girarse para verlo, él continuó seriamente-. Ron es mi mejor amigo, como un hermano para mí... -suspiró-. Pero a veces su forma de ser no es la adecuada, y no puedo apoyar eso. No puedo apoyar que te ofenda, Pansy.

Pansy le sonrió, arrugando los labios en esfuerzo por no echarse a llorar de nuevo. Odiaba verse tan vulnerable y llorosa, delante de toda aquella gente a la cual le había mostrado por años la dureza del peso de su apellido.

— ¿Por qué, Potter? —preguntó, mirándole fijamente a los ojos. Viéndole, y ya sabiendo la verdad, ambos sí guardaban cierto parecido. Pansy añadió al ver el silencio en Harry—. Durante todos estos años lo único que hice fue dañarte. Y no solo a ti, también a Weasley, a Granger..., a todos...

Harry frunció los labios, se rascó la nuca y luego formó una sonrisa en su rostro.

— Pues... —exhaló—. Creo que sino hubiera sido por la visita de Hagrid hace seis años, por el cariño hogareño de los Weasley, de Hermione... De todo lo que ahora el mundo mágico significa para mí, tal vez no fuera quien soy ahora —hizo una pausa, recordando retazos de aquel niño encerrado debajo de las escaleras de Vernon Dursley—. Mis tíos jamás me trataron como parte de su familia, y su hijo, Dudley, era una molestia total. Estaba a poco de explotar y huir.

Mientras ellos hablaban, el grito de Ron Weasley hizo que todos callaran de inmediato.

— ¡No, no, no...! —decía viendo con terror a Arthur Harry, quien estaba de pie todavía sobre la tarima, en espera de más drama. Sería una tarde larga, por lo visto—. ¡Ésto tiene que ser una horrible pesadilla! —comenzó a pellizcarse con los ojos cerrados, y al abrirlos, volvía a gritar espantado y molesto. Tal acción repitió tres veces, hasta que su hermana le propinó un bofetón que lo dejó descolocado por varios segundos—. ¡Ginny!