Giyuu en toda la noche no despegó su vista de la puerta de aquel bar, esperando el momento en que unos bellos orbes carmín hicieran acto de precensia e ilumiaran el lugar con su hermosura. Bebió su trago de una al reparar en la hora marcada en el reloj sobre la pared, más de las 11 pm y el pelirrojo no aparecía, al animarse a preguntar al peliplata, éste le dijo que había invitado al amigo del chico y que este probablemente haya invitado al menor.
Suspiró derrotado y bebió lo que quedaba de su trago, sacó su billetera y dejó el pago de la bebida para después retirarse, no se despidió de su amigo porque éste estaba ocupado besándose con su novia. Salió de aquel lugar y en la entrada se topó con uno de los amigos del pelirrojo.
"Oye, Agatsuma." llamó Giyuu haciendo que el otro se detuviera.
"¿Q-qué quiere c-conmigo?."
"Kamado.. ¿No vino con ustedes?." se animó a preguntar.
"Él no pudo venir." intervino Genya al ver que el rubio estaba que se desmayaba.
"¿Él está bien?." preguntó preocupado de que algo le hubiese pasado.
"Está bien, sólo que se quedó en su casa, mañana tiene exámenes y no quiso desvelarse."
El pelinegro asintió conforme con la explicación, continuó con su camino pues ahí dentro no había nada que le interesara, el motivo por el cual asistió a la fiesta era para poder ver al pelirrojo, pero éste no había ido. Sonrió divertido al verse en esa situación, él, Giyuu Tomioka, el hombre más serio y apático, aquel que declina cualquier invitación a fiesta o reunión, el que espanta a las chicas y chicos que se interesan en él con una sola mirada, ahora asistía por voluntad propia a una fiesta con tal de volver a ver a ese hermoso pelirrojo.
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Rengoku suspiró desganado, sin darse cuenta de la mirada complicada que le dirigían sus padres, sobre todo su preocupada madre, quien desde que el rubio bajó a desayunar, notó ese rostro compungido que el menor cargaba.
Kyo suspiró de nuevo, mientras con aburrimiento picoteaba la comida de su plato.
"Kyojurou, ¿Pasa algo, hijo?." preguntó Ruka, llamando atención de su esposo que la miró un momento para luego posar su vista en su vástago.
"Nada, madre." aunque le dedicó una sonrisa a la mujer, ésta no estaba muy convencida de esa respuesta.
"No te ves bien, Kyojurou. Seguro te pasa algo, ¿No me tienes confianza?." aunque quiso disimular su tono, la pregunta sonó con algo de tristeza.
