Recuérdame - Olvídale

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Giyuu>Tan     -    ¿?xTan


La mirada vacía y carente de vida de un par de orbes carmín miraban fijo el amplio jardín frente a él.
Sentado en un cómodo sillón, vistiendo una ligera playera de manga larga blanca y un pantalón de algodón del mismo color.
Abrazaba sus rodillas mientras se mecía de adelante hacia atrás, tarareando en voz baja una canción que desde hace meses aquella amable y linda mujer cantaba para él con su dulce voz.

Ve a otros juguetear en el basto jardin mientras son vigilados por aquellas personas encargadas de su seguridad.
Su mirada carmín se pierde en el suave vaivén de las ramas de los árboles de sakura, siendo mecidas por el viento ocasionando que las flores se desprendan y dancen al compás mientras caen lentamente hasta formar aquellas alfombras rosas sobre el suelo.

La puerta se abre y una mujer mayor entra mientras deja la puerta abierta dejando pasar a quienes como siempre acudían sin falta.

—Por favor, sólo les suplico que no le molesten con tantas preguntas, tampoco le toquen.   Si hay algún problema, llámenme de inmediato.— ellos asistieron.— Tanjirou, cariño.  Tienes visita.

La regordeta mujer miró con ternura al chico que lentamente bajaba sus piernas del sillón y adoptaba una postura decente al sentarse, aún sin despegar la vista del precioso jardín.
La mujer salió dejando solos a los visitantes y al pelirrojo que seguía en el mismo lugar.

El rubio avanzó a paso lento, temiendo causar miedo en quien fuera alguna vez su alegre amigo.
Sus ojos ardían conteniendo las lágrimas que querían salir al ver en la situación en la que se encontraba aquel dulce joven que no merecía nada de lo que le pasó.

Detrás de él, un pelinegro de mechas azules, una joven de orbes violeta y un chico con un corte de pelo rebelde le seguían cautelosos.
Zenitsu se detuvo hasta estar al lado del pelirrojo, quien miraba sin emocion alguna el ir y venir de otros pacientes.  Sintió ese molesto nudo en la garganta al ver aquellos hermosos ojos, antes llenos de un brillo especial, llenos de vida y de tantas emociones, ahora... tan vacíos, sin ese brillo que deslumbraba.

Carraspeó antes de tratar de formar una sonrisa alegre.

—Mo, Tanjirou~  mira, te traje tus dulces favoritos.— mostró con emoción la pequeña bolsa repleta de chocolatinas, claro, esto sin que esa mujer regordeta ni aquellos guardias lo supieran.—  ¿Quieres?.

El rubio esperó por alguna reacción por parte de su amigo pero nada, seguía igual, con su roja mirada clavada en las flores que caían del árbol de sakura.
Sonrió triste y asintió antes de caminar hacia la cama, a un costado de ésta, deslizando el pequeño Buró donde debajo de éste una de las tablas del suelo estaba más floja.
La alzó con cuidado haciendo uso de sus casi nulas uñas, tomó la pequeña bolsa y la metió en aquel recoveco, volviendo a taparlo con la tabla que había desprendido.
De nuevo arrastró el pequeño Buró a su lugar y se levantó como si nada.

Kanao miraba al menor sin saber que hacer, pues por más que trataban de entablar conversación alguna, éste simplemente parecía no escuchar nada a su alrededor, aunque sabía que éste les prestaba atención, pues la primera vez que Zenitsu le había traído algunos dulces y el pelirrojo no tomó e ignoró, el rubio le hablaba mientras buscaba algún rincón donde dejarle aquellos dulces sin que nadie más que ellos se dieran cuenta.
Le habló mientras escondía en aquel lugar los dulces, diciéndole claramente donde y como podía encontrarlos.

One-Shot - All x TanjirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora