No lo acepto.
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Giyuu frunció el entrecejo mientras el par de hombres frente a él seguían enumerando las razones por la cual la omega a su lado no podía casarse con alguien insignificante y de escasos recursos como él.
Si bien era cierto que no poseía una lujosa mansión como la de ellos, o una enorme fortuna que por más que gastes ésta parece nunca acabarse, lo único y que realmente podía ofrecer era su amor, pues él estaba enamorado de ella, sumando el hecho de que eran destinados.
Pero para el Alfa y Omega frente a él eso no importaba, para ellos si el pelinegro no podía darle la misma vida que ellos le daban, entonces no podían permitir que estuvieran juntos, su hija merecía algo mejor, no un don-nadie como el azabache.
-Me rehuso a que ésta boda se lleve a cabo.- bramó el pelirrojo, lanzando una mirada de asco al Alfa menor.
-Mire, señor Tsugikuni. Con todo respeto-.
-Con el nulo respeto que una escoria como tú te mereces, no vamos a aceptar que alguien como tú esté con nuestra hija.- dijo el omega de cabellos azabache y orbes rojo ciruela.
-¡Papá! - sollozo la hermosa omega de cabellos burdeos y piel canela.- Yo amo a Giyuu-san, él es mi destinad-
-SUMIKO. - la omega se encogió en su lugar al escuchar la voz de su padre Alfa. Incluso el omega de cabello azabache agachó la cabeza.
Yoriichi, quien en escasas veces usaba su voz, sólo cuando su hija u omega le desobedecian, aunque con Muzan nunca fue necesario, sólo en la cama, y eso a petición del mismo omega, pero con su hija la desobediencia nunca fue una opción, nunca... hasta que conoció a su destinado.
Giyuu gruñó mostrandole los dientes al Alfa mayor, quien de igual forma se puso a la defensiva.
Ambos retandose con la mirada, dispuestos a saltarle a la yugular al contrario, Giyuu por defender a su omega y Yoriichi por defender su orgullo.-G-giyuu, por favor.- la omega se las arregló para hablar pese al miedo latente que sentía por desobedecer la voz de su padre.
Giyuu miró a la pelirroja preocupado, se acercó a ella tratan de calmarla usando su aroma: menta y mora azul.
-Aunque ustedes no quieran y no lo acepten, Sumiko es mi omega, mi destinada, y ni ustedes ni nadie podrán separarnos.- dijo el Alfa con voz segura, apegando el cuerpo tembloroso de la joven a él.- Vinimos aquí porque para Sumiko era importante contar con la aprobación de ustedes, que estuvieran presentes el día de la boda, pero veo que puede más en ustedes las clases sociales que la felicidad de su hija.
Aquellas palabras enfurecieron al Alfa pelirrojo, pues para él no había nada más importante que su hija y su omega. Siempre ha hecho lo posible por darles todo a manos llenas.
Que éste tipo venga a decirle en su propia cara que no le importaba si su hija era feliz o no era un insulto que no iba a permitir.Estaba apunto de lanzarse encima del pelinegro cuando la mano de su omega lo tomó con firmeza del brazo, haciéndole voltear.
-¿Muzan?..
El pelinegro le dio una mirada al Alfa antes de hablar calmadamente.
-Dejalos ir. Hiciste lo que pudiste, si es decisión de Sumiko el vivir una vida precaria a lado de éste inútil, que se vaya. Tarde o temprano sabrá lo difícil que es la vida luchando cuando no tienes los recursos necesarios.- dijo para luego dar media vuelta e ir hacia las escaleras para ir a su natación.
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One-Shot - All x Tanjirou
Fanfictionpequeñas historias desarolladas entre Tanjirou y los pilares. Au's Modernos o época de cazadores.