El Futuro.

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Las vacaciones de Pascua, se habían ido de manera relajada para las chicas hufflepuffs, que tomaron su bien merecido descanso, después de la pila de tareas que habían estado teniendo y terminaron los primeros días, de los cuales habían dormido a altas horas de la noche. Pero los siguientes días de quedarse en cama, en pijama valían totalmente la pena.
Para subrayar la importancia de los próximos exámenes, una serie de folletos, prospectos y anuncios relacionados con varias carreras mágicas aparecieron encima de las mesas de la sala de Hufflepuff poco después de que las vacaciones finalizarán, y en el tablón de anuncios colgaron un letrero que decía:

ORIENTACIÓN ACADÉMICA
Todos los alumnos de quinto curso tendrán, durante la primera semana del trimestre de verano, una breve entrevista con el jefe de su casa para hablar de las futuras carreras. Las fechas y las horas de las entrevistas individuales se indican a continuación.

Lily revisó la lista y vio que la profesora Sprout la esperaba en su despacho el lunes a las diez y media, lo cual significaba que se saltaría casi toda la clase de Runas Antiguas. Las chicas y los otros alumnos de quinto habían pasado una parte considerable del último fin de semana de las vacaciones de Pascua leyendo la información sobre diferentes carreras que habían dejado para que los alumnos la examinaran.
–Bueno, la Sanación no me atrae –comentó Liz la última noche de las vacaciones. Estaba enfrascada en la lectura de un folleto en cuya portada se veía el emblema del hueso y la varita cruzados de San Mungo– Aquí pone que necesitas como mínimo una «S» en los TIMOS de Pociones, Herbología, Transformaciones, Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras. No son exigentes ni nada, ¿eh?
–Bueno, ten en cuenta que es una profesión de mucha responsabilidad –observó Alex, que estudiaba minuciosamente un folleto de color naranja titulado: «¿CREES QUE TE GUSTARÍA TRABAJAR EN RELACIONES CON LOS MUGGLES?»– Para especializarse en relaciones con los muggles no es necesario estar muy bien cualificado; sólo te piden un TIMO de Estudios Muggles. Mira lo que dice aquí: «¡Son mucho más importantes tu entusiasmo, tu paciencia y tu sentido del humor!»
–A mí sí me interesa la Sanación –comentó Lily, mientras hacía señas para que le pasara el folleto de dicha carrera– tal vez a ti te interese esto –y ofreció el folleto que tenía en mano.
«¿Buscas una carrera interesante que implique viajes, aventuras y sustanciosas bonificaciones en metálico relacionadas con experiencias peligrosas? Pues plantéate si quieres trabajar para Gringotts, el Banco Mágico, que recluta a rompedores de maldiciones y les ofrece emocionantes oportunidades en el extranjero.» –leyó en voz alta Liz, agregando con un puchero– Pero piden Aritmancia y no soy tan buena.
Alex se rió un poco, mientras leía otro folleto titulado: «¿TIENES LO QUE HAY QUE TENER PARA ENTRENAR A TROLLS DE SEGURIDAD?»
Un par de horas más tarde, mientras jugaba naipes explosivos con Ernie y Liz, debajo de un árbol cerca del Lago Negro, con Alex y Sam, acostadas una al lado de otra leyendo un libro, aparecieron los gemelos, lo que provoco una mirada de desagrado en Ernie y Fred al verse el uno al otro.
–Oh, Lily querida –dijo George con una sonrisa– necesitamos de tus mágicas habilidades.
Fred le extendió su brazo, para ayudarla a levantarse y hablar entre ellos con algo de privacidad. Cuando era seguro que no escuchaban los demás, contaron el plan que tenían los gemelos, para atraer la atención y lograr que Harry llegara a la oficina de Umbridge.
–Tú, solo serás por seguridad –cerró con la explicación George.
Lily los miró, analizando la situación expuesta, parecía buen plan, y por ahora, quien estaba en la mira, era Harry, así que podría pasar desapercibida por unos minutos. Acepto con una sonrisa, Fred imito y le dio un beso como entendimiento.
–Recuerda que será alrededor de las 5:00, Gryffindor estará saliendo de clase con Umbridge –repasó Fred de manera rápida– recuerda usar la capa y la corbata de nuestra casa.
–Lo tengo –respondió la chica.

El Lunes, a las 10:20 se dirigió al despacho de su jefa de casa, que se encontraba lleno de plantas. La profesora Umbridge estaba sentada con un sujetapapeles sobre las rodillas, una recargada blonda alrededor del cuello y una sonrisita petulante en los labios.
–Bienvenida, Black, toma asiento –le indicó lacónicamente la profesora Sprout, a quien le temblaron un poco las manos cuando barajó los folletos que había esparcidos por su mesa. Lily se sentó de espaldas a la profesora Umbridge e hizo cuanto pudo para fingir que no oía el rasgueo de la pluma sobre el pergamino.
–Bueno, Black, esta reunión es para hablar sobre las posibles carreras que hayas pensado que te gustaría estudiar, y para ayudarte a decidir qué asignaturas deberías cursar en sexto y en séptimo –le explicó la profesora– ¿Has pensado ya qué te apetecería hacer cuando salgas de Hogwarts?
–Pues... –empezó Lily. El rasgueo de la pluma que oía detrás no le dejaba concentrarse.
–¿Qué? –le preguntó la profesora.
–Pues... he pensado en ser una sanadora –masculló Lily.
–Para eso necesitarías muy buenas notas –replicó la profesora Sprout; a continuación sacó un pequeño folleto debajo del montón que cubría su mesa y lo abrió– necesitas como mínimo una «S» en los TIMOS de Pociones, Herbología, Transformaciones, Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras. –En ese momento la profesora Umbridge emitió una débil tosecilla, como si quisiera comprobar lo discretamente que era capaz de toser. La profesora Sprout no le hizo caso– Supongo que querrás saber qué asignaturas tendrías que estudiar, ¿verdad? –prosiguió elevando un poco la voz.
–Claro –respondió la chica.
–Claramente, las que debes pasar en los TIMOS, son las principales, así de que deberás tomarlas, y ya que entre ellas se encuentra Pociones, debes saber que el profesor Snape no acepta a ningún alumno que no haya conseguido un «Extraordinario» en su TIMO, así que te recomiendo estudiar, aunque por las notas que has tenido no te va tan mal. No eres mala en herbología, pero practicar un poco más te ayudará...
La profesora Umbridge aclaró su garganta, para llamar la atención, con intención de dar un comentario.
–Solo para mantenerla informada, señorita Black, que con malas compañías, puede ser complicado –comentó la profesora Umbridge con dulzura.
Lily la miró por un momento en silencio, y después agregó con una sonrisa:
–Lo tendré en cuenta, directora.
Cuando salió del despacho de la profesora Sprout, dejó salir el aire que no se había dado cuenta que había estado reteniendo y se dirigió a clase.
Logro prestar atención a sus siguientes clases, y en el momento en que salió de Historia de la Magia, diez minutos antes de la hora de salida, casi corrió hasta el pasillo de la clase de Umbridge, quitándose la corbata y capa que tenían logos y colores de su casa.
Se topó con Harry que iba saliendo del aula, con los ruidos de fondo de la distracción que había comenzado, e oían gritos y chillidos que, procedentes de más arriba, resonaban por todas partes; los alumnos que salían de las aulas se paraban en seco y miraban con temor hacia el techo. El pelinegro al verla, se quitó la capa y la corbata que tenía y se los dio.
–Corre –le dijo la chica, al tomar las cosas, y comenzado a ponerselas.
Harry asintió y se fue corriendo, segundos después aparecieron Hermione y Ron.
–No puedo creer que sí hayas estado de acuerdo –le recrimino la castaña.
–Lo necesita hacer, créeme –respondió, la chica, mientras tomaba la forma de Harry, que había estado practicando el fin de semana.
Sacó unas gafas de su mochila, tapó con la capa la falda que llevaba el uniforme, su ropa le ajustaba un poco, pero podría soportarlo unos minutos. Antes de poder decir algo, alguien chocó con ella, y se encontró con Malfoy mirándola con burla y desprecio.
–Fuera del camino, Potter –se alejaba mientras Goyle y Pansy se reían, dirigiéndose hacía donde venía el sonido.
–Funciona –dijo Ron, mirándola asombrado, Hermione solo resopló con molestía y se dirigió al pasillo por donde los gemelos hacían su show.
Se toparon con los gemelos corriendo de un lado a otro, lanzando algunos hechizos de protección y bombas fétidas sin un orden en sí. La profesora Umbridge intentaba atraparlos con hechizos, junto a los miembros de la Brigada Inquisitorial, mientras Filch, los perseguía. Lily estaba tentada a ayudarlos, pero antes de poder hacer un movimiento, la mano de Hermione la detuvo, mientras soltó un pequeño grito negando, lo que hizo que varios alumnos les dirigieran la mirada extrañados.
De pronto, por medio de un hechizo,en medio del pasillo apareció un pantanto, haciendo que muchos retrocedieran, evitando la creación de los gemelos, pero en algún punto, después de minutos intentando capturarlos, lograron detenerlos.
La situación era muy parecida a la del día que despidieron a la profesora Trelawney. Los estudiantes estaban de pie formando un gran corro a lo largo de las paredes, además de alumnos, también había profesores y fantasmas. Entre los curiosos destacaban los miembros de la Brigada Inquisitorial, que parecían muy satisfechos de sí mismos, y Peeves, que cabeceaba suspendido en el aire, desde donde contemplaba a Fred y George, que estaban sentados en el suelo en medio del vestíbulo. Lily sintió un brazo sobre su hombro, cuando giró, se encontró con Harry, Liz y Alex, que tenía la compañia de Sam, la metamorfica volvio a su estado normal, devolviendo la ropa del chica y tomando la suya de manos de su pelirroja amiga, que había recogido del lugar donde la había escondido.
–¡Muy bien! –gritó triunfante la profesora Umbridge, que sólo estaba unos cuantos escalones más abajo que Lily y contemplaba a sus presas desde arriba– ¿Les parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?
–Pues sí, la verdad –contestó Fred, que miraba a la profesora sin dar señal alguna de temor.
Filch, que había desaparecido hace unos minutos y casi lloraba de felicidad, se abrió paso a empujones hasta la profesora Umbridge.
–Ya tengo el permiso, señora –anunció con voz ronca mientras agitaba un trozo de pergamino–Tengo el permiso y tengo las fustas preparadas. Déjeme hacerlo ahora, por favor...
–Muy bien, Argus –repuso ella– ustedes dos –prosiguió sin dejar de mirar a los
gemelos– van a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.
–¿Sabe qué le digo? –replicó Fred– Me parece que no. –Miró a su hermano y añadió–: Creo que ya somos mayorcitos para estar internos en un colegio, George.
–Sí, yo también tengo esa impresión –coincidió George con desparpajo.
–Ya va siendo hora de que pongamos a prueba nuestro talento en el mundo real, ¿no? –le preguntó Fred.
–Desde luego –contestó George.
Y antes de que la profesora Umbridge pudiera decir ni una palabra, los gemelos Weasley levantaron sus varitas y gritaron juntos:
–¡Accio escobas!
Se oyó un fuerte estrépito a lo lejos, las escobas de Fred y George, una de las cuales arrastraba todavía la pesada cadena y la barra de hierro con que la profesora Umbridge las había atado a la pared, volaban a toda pastilla por el pasillo hacia sus propietarios; torcieron hacia la izquierda, bajaron la escalera como una exhalación y se pararon en seco delante de los gemelos. El ruido que hizo la cadena al chocar contra las losas de piedra del suelo resonó por el vestíbulo.
–Hasta nunca –le dijo Fred a la profesora Umbridge, y pasó una pierna por encima de la escoba.
–Sí, no se moleste en enviarnos ninguna postal –añadió George, y también montó en su escoba.
Fred miró a los estudiantes que se habían congregado en el vestíbulo, que los observaban atentos y en silencio. Su vista se detuvo unos segundo en Lily cuando la encontró, los ojos de la chica se cristalizaron un poco y sonrió levemente al pelirrojo.
–Si a alguien le interesa comprar un pantano portátil como el que han visto arriba, nos encontrará en Sortilegios Weasley, en el número noventa y tres del callejón Diagon –dijo en voz alta.
–Hacemos descuentos especiales a los estudiantes de Hogwarts que se comprometan a utilizar nuestros productos para deshacerse de esa vieja bruja –añadió George señalando a la profesora Umbridge.
–¡DETENGANLOS! –chilló la mujer, pero ya era demasiado tarde.
Cuando la Brigada Inquisitorial empezó a cercarlos, Fred y George dieron un pisotón en el suelo y se elevaron a más de cuatro metros, mientras la barra de hierro oscilaba peligrosamente un poco más abajo. Fred miró hacia el otro extremo del vestíbulo, donde estaba suspendido el poltergeist, que cabeceaba a la misma altura que ellos, por encima de la multitud.
–Hazle la vida imposible por nosotros, Peeves.
Y Peeves se quitó el sombrero con cascabeles de la cabeza e hizo una ostentosa reverencia al mismo tiempo que los gemelos daban una vuelta al vestíbulo en medio de un aplauso apoteósico de los estudiantes y salían volando por las puertas abiertas hacia una espléndida puesta de sol.

Dentro de un libro (Harry Potter y La Orden Del Fenix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora