El fin de semana eran sólo un par de días donde Izuku descansaba y prácticamente no salía de su casa, sin embargo, en ese barrio residencial donde había tantas cosas que hacer, le apetecía integrarse con la sociedad o tener tiempo para sus hobbies. En el apartamento del centro nunca tuvo un jardín, así que su pasión por la jardinería la mantenía en unas cuantas macetas.
Esa mañana, él se había levantado temprano y pasó por el vivero más cercano a comprar ciertas plantas que siempre le gustaron y jamás pudo tener en un piso. Ahora que tenía jardín, quería dedicarse aunque sólo fueran unos días, a trasplantarlas y cuidarlas.
Acuclillado frente al macetero bajo la ventana de la cocina, Izuku trataba de hacer el menor ruido posible para no despertar a Bakugo. Él tenía un trabajo mucho más duro que el suyo en el taller y sabía que necesitaba descansar.
Concentrado como estaba, llevó manos llenas de tierra para rellenar el hueco del crisantemo que estaba plantando. Adoraba esas flores y aunque eran típicas de ver en Japón, no por ello le resultaban menos hermosas pese a que estaba acostumbrado a verlas.
Sentir los fuertes brazo de alguien agarrar su cintura con fuerza le hizo estremecerse. El aroma de la nitroglicerina y el olor a cierto humo le provocó un sobresalto inesperado. Por alguna razón, algo que debía sentirse bien puesto que el agarre era suave, cálido y casi tierno, Izuku lo sintió de forma muy diferente.
Su cuerpo tembló y no era un temblor por haberse sorprendido, no, era miedo. Los recuerdos de cuando Bakugo solía meterse con él habían aflorado de golpe provocándole que se encogiese y se congelase en ese instante sin saber muy bien cómo comportarse.
Por una parte, deseaba ese abrazo, claro que quería estar bien con Bakugo, con ese Bakugo que era tierno y le protegía, pero... no podía evitar que llegasen recuerdos de su infancia, recuerdos nada agradables.
— ¿Incómodo? – preguntó Bakugo apartando el abrazo de él, sin embargo, Izuku bloqueó sus brazos y volvió a hacer que le agarrase de nuevo.
— No... es sólo... – Izuku dudó si contarle la verdad. No quería herir sus sentimientos ni remover viejas heridas del pasado. Quería darle una oportunidad a ese Bakugo que había cambiado o, al menos, lo intentaba – me has sorprendido – mintió Izuku con una gentil sonrisa – me gustan tus abrazos.
— Yo lo siento raro.
— Porque nunca has tenido novio, supongo – sonrió Izuku – no es que seas demasiado cariñoso.
Bakugo se sonrojó ligeramente. Era cierto que hacer ese tipo de cosas no iban con él y, aun así, estaba intentando adaptarse porque conocía a Izuku, sabía que le gustaban ese tipo de mimos más románticos que solían hacer los enamorados. Él no era de los que demostraba demasiado sus sentimientos, pero por Izuku... quería cambiar.
— ¿Puedo ayudarte? – preguntó Bakugo al ver las manos de Izuku llenas de tierra.
Sintiendo su pecho apoyado contra su espalda, Izuku se sonrojó. El cuerpo de Bakugo era extremadamente cálido, seguramente debido a que solía ponerse bastante ropa para poder sudar y tener disponible su quirk. Se sentía más seguro teniendo calor en vez de frío.
— Sólo iba a trasplantar los crisantemos.
— Siempre te han gustado esas flores – susurró Bakugo recordando que ya de niño, solía enseñarlas a los compañeros. Su madre tenía algunas plantadas en el pequeño balcón de su casa.
Izuku se paralizó de nuevo. Todavía tenía muy en mente aquella vez donde Bakugo le robó la flor que llevaba con gran alegría y, tras lanzársela, la pisoteó con ganas frente a toda su cuadrilla de amigos mientras le insultaba. Aquel fue uno de los peores días de su vida. Bakugo pareció darse cuenta de aquello.
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Redescubriendo el amor (Boku no hero: Baku-Deku-Baku)
FanfictionResumen: Por una misión, Bakugo y Deku se ven obligados a fingir una relación amorosa, pero las cosas no son tan fáciles. En su convivencia, no sólo resurgirán sus problemas no arreglados, sino futuros problemas que les llevarán a redescubrir sus se...