Capítulo 12: El Buggy

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El rocío del césped del jardín de su casa y el sonoro bostezo de su compañero sentado en las escaleras del porche con una taza de café a su lado le indicaron a Bakugo que era temprano para despertarse, sin embargo, él llegaba en ese instante de haber salido a correr al parque. Debía mantenerse en forma y de paso, daba una vuelta a la manzana y vigilaba al resto de vecinos por si veía algo sospechoso.

Pese a sus ojos somnolientos, Izuku no pudo evitar mirar las piernas de Bakugo cuando abandonaba la acera para caminar hacia el porche donde él se encontraba. Era raro que Bakugo fuera en pantalón corto, de hecho, no recordaba haberle visto con uno desde que era niño. Incluso en la academia, él siempre iba con un pantalón largo y su traje de héroe, fuera de verano o de invierno, también era así.

— ¿Qué miras, Deku? – se quejó Bakugo con ese tono medio agresivo que solía emplear con él.

— Vas en pantalón corto.

— Claro que voy en pantalón corto. Cuando voy a correr paso mucho calor si lo hago en largo.

— Te has ido muy temprano.

Para ser sincero consigo mismo, Izuku también debía salir a correr, era parte de su ejercicio rutinario como héroe, pero le aburría ir solo. Normalmente, quedaba por las tardes casi al anochecer con Todoroki para ir juntos, ahora no podía hacerlo y Bakugo no parecía contar con él para ello.

— Claro que he ido temprano. Luego sale el sol y es un agobio tener que salir – se limpió el sudor de su rostro con la parte alta de la camiseta antes de sentarse al lado de Izuku en las escaleras y mirar la casa del vecino.

— A mí personalmente, me gusta ir al anochecer. Siempre quedo con Todoroki, pero... ahora que estamos en medio de esta misión, quedaría muy raro que le llamase sólo para eso.

— ¿Antes de irte a dormir? ¡Qué pereza! Luego aún tienes que ducharte, arreglarte, cenar... – se quejó Bakugo, pero luego, miró el rostro cabizbajo de Deku mirando fijamente el contenido de su humeante taza –. Quizá... pueda probar un día y... acompañarte – se sonrojó levemente creyendo que quizá, eso le animaría.

— ¿De verdad?

Los ojos de Izuku brillaron como cuando era un niño, al menos, a Bakugo le recordó aquella época de sus vidas donde hacían todo juntos, cuando sentía esa gran admiración por él. Parecía tan lejana esa etapa de sus vidas y, a la vez, el corazón de Bakugo aumentó sus latidos al recordar esos momentos.

— Sí... pero no te emociones demasiado, sólo es para no escuchar tus lamentos porque te aburres solo. Me voy a la ducha y te recomiendo que espabiles. Hemos quedado en una hora en el campo de golf para jugar con mi jefe y nuestro querido y vigilado vecino.

***

¡El golf era aburrido y absurdo! Era lo que pensaba Bakugo de pie en el campo esperando a que el resto de jugadores pensasen, revisasen el campo y finalmente... golpeasen la bola. ¿Qué debían pensar? Sólo tenían que golpear y nada más. Deku, en cambio, estaba a su lado esperando pacientemente.

Su pierna no podía estarse quieta, se movía incesantemente ante los nervios y la impaciencia para que ese juego aumentase la velocidad. ¡Se aburría! Bakugo volvió a mirar a Deku. Estaba tranquilo, su cuerpo no se movía con nerviosismo y miraba atentamente los movimientos del resto de jugadores antes de halagar los buenos golpes que daban.

Su jefe golpeó la bola y ésta hizo una parábola perfecta atravesando el estanque y llegando al otro lado. Se quedó a escasos metros del hoyo, lo cual significaba que había sido un golpe muy bueno. Izuku sonrió en cuanto el jefe se giró hacia ellos y seguidamente, le felicitó por el golpe. Bakugo chasqueó los labios en señal de frustración. ¡Él podía hacer también algo similar! O eso pensaba.

Redescubriendo el amor (Boku no hero: Baku-Deku-Baku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora