Capítulo 8: Dilemas de la vida.

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El sol brillante sobre mi rostro me anunciaba un nuevo día. Abrí lentamente los ojos y observé la habitación de Jungkook (habíamos dejado un desastre). Él se encontraba durmiendo a mi lado mientras me abrazaba.Recordé lo sucedido anoche y me sentí mal por él. También me sentí como un imbécil al recordar que insistí tanto para dormir en otro lado, era obvio que él necesitaba compañía, y yo quería negársela por un absurdo pensamiento mío. Qué bueno que había conocido a alguien como Jungkook, o seguiría con mis pensamientos infundados hacia las personas de la comunidad LGBT.

Me moví a un lado quitando el brazo de Jungkook de mi cuerpo. Quería levantarme y empezar mi día de una vez por todas. No sabía si despertarlo o dejarlo dormir plácidamente; así que decidí dejarlo dormir un poco más, seguramente tenía muchas horas de sueño que recuperar.

Me dirigí a mi mochila y de ella saqué mi cepillo de dientes y una toalla. Ya en el baño le coloqué pasta dental al cepillo y comencé con mi aseo. También tome una ducha tibia, asegurándome antes por supuesto de poner seguro a la puerta (no era mi casa, así que no quería que las personas que viven aquí se llevaran una sorpresa).

Me vestí de nuevo con mi pijama y bajé las escaleras para ir a la cocina. En ella se encontraban Flower y la madre de Jungkook. Mi-suk estaba haciendo el desayuno mientras Flower comía las croquetas que había en su tazón.

— Hola Jimin buenos días — saludo Mi-suk volteando un panqueque que había en el sartén.

— Buenos días Mi-suk ¿Cómo amaneció? — me coloque de rodillas para saludar a Flower quien ya había notado mi presencia — hola, hola — acaricie el lomo y cabeza de Flower al momento en el que se mostraba agradecida moviendo la cola y sacando la lengua.

— Muy bien Jimin gracias por preguntar — expreso junto a una sonrisa y coloco el panqueque ya hecho encima de otro que ya se encontraba en un plato — ¿mi hijo aún no se despierta? — pregunto.

— No, estaba durmiendo muy tranquilo, no quise despertarlo — expliqué y me erguí en mi sitio.

— Si... a veces mi hijo no descansa bien — por primera vez desde que la conozco observe su mirada denotando tristeza, al igual que su tono de voz, e inmediatamente supe lo que pensaba — ¿tienes hambre? — alzo la vista hacia mí de nuevo y me hizo la pregunta junto a una sonrisa fingida.

— Si, pero antes de desayunar, me gustaría ayudar en algo — tenía pensado ayudar a Jungkook un poco con la limpieza de la habitación — ¿tiene bolsas negras de basura? — pregunte.

— Ay Jimin no te molestes por eso — expreso Mi-suk intentando ser amable.

— No sería ninguna molestia — le conteste con una sonrisa.

— Esta bien, tengo unas cuantas en el mueble de ahí — con su dedo señalo la encimera que estaba debajo del fregadero. Abrí una puerta de esta y de ella saqué una bolsa.

— No tardare mucho — exprese y me di la vuelta para salir de la cocina, pero antes de poner un pie afuera escuche que Mi-suk me llamo.

— Jimin — me volví para mirarla atentamente — gracias por brindarle tranquilidad a mi hijo — dijo con una sonrisa que me expresaba todas las cosas que Jungkook me había contado anoche. Ella sabía cómo se sentía Jungkook, pero aun así no hacía nada para apoyar a su hijo. Ignorar los problemas y convivir con ellos no era una solución.

Asentí y me encaminé escaleras arriba. Trate de abrir la puerta despacio para no despertar al pelinegro, quien aún yacía en su cama durmiendo. Estaba amarrado a la almohada que yo había usado anoche, y lo hacía con tanto ahínco que creí por un momento que pensaba que se trataba de mí.

El Árbol de Cerezo Kookmin - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora