Capítulo 2: Un primer vistazo.

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En el presente

Aburrido, cansado e intrascendente, así era cómo describiría este miércoles por la tarde. Me encontraba postrado en mi cama jugando a lanzar una pelota y volverla a atajar. Las vacaciones de verano al igual que el abrumante calor habían llegado. Les había pedido a mis padres como regalo de cumpleaños, cursar mis últimos tres años de escuela superior en un colegio común y corriente; sorprendentemente ellos habían aceptado, según mi padre se debía que, durante estos últimos 7 años, demostré un buen carácter, disciplina y sobre todo haber olvidado mis gustos raros; pero por dentro sabía que también se debía a que les era imposible seguir pagando la academia militar por otros 3 años más. Durante estos años mi tío les había ayudado con la mitad de la mensualidad, pero mi padre ya se sentía lo suficientemente apenado como para seguir aprovechándose de la "buena bondad" de mi tío. El calor era insoportable y las gotas de sudor que caían desde mi frente hacia mi rostro eran un persistente recordatorio.

Me dispuse a levantarme de la cama y abrir la ventana de una vez por todas. El viento fresco acaricio mi rostro, y cerré los ojos tratando de disfrutar mucho más este momento. Al abrirlos pude notar un auto rojo estacionándose en la casa de al lado, la cual se encontraba en venta; al parecer ya había sido vendida, y la camioneta de mudanza junto a los cientos de cajas podían certifica eso.

Los ayudantes cargaban en sus manos y hombros varios muebles para adentrarlos en la casa. Vi como una mujer adulta bajaba del auto acompañada de su marido (por lo que podía apreciar) quienes no dudaron en sacarse una selca frente a su nuevo inmueble.

— ¡Jungkook ven! — grito aquella mujer con una amplia sonrisa, y me volví para ver a su dirección.

Un chico delgado de polera celeste, jeans rasgados y botines mostaza, había bajado del auto. Esto último me llamo mucho la atención porque ¿Quién usaría botines con tremendo calor que hace? El caminaba junto a un pequeño perrito peludo el cual estaba siendo dirigido por la correa que el joven sostenía. Así que ahora tendría nuevos vecinos. Interesante.

Su madre le insistió para sacarse una selca, pero por su expresión creo que aquel joven no estaba muy animado al hacerlo.

Lo entiendo, las mudanzas son tortuosas.

Mire un rato más por la ventana hasta que todos desaparecieron de mi vista al entrar en aquella casa.

Me convencí de que el calor se iría de mi cuerpo, si tomaba una ducha fría, y eso hice. El agua comenzó a trazar un recorrido por toda mi piel y sentí por fin, que algo bueno estaba pasando el día de hoy, aquella agua fresca caía sobre mi cuerpo de una manera exquisita, en el transcurso del baño solté varios jadeos, y sé que suena raro, pera era inevitable no sentirse bien ante aquella sensación tan placentera. Cerré la llave de la ducha y me dispuse a vestirme para salir, añoraba comprar un helado y también algunos de mis snacks favoritos.

Al bajar las escaleras una voz me llamo, era mi tío, quien al saber que iba a la tienda me pidió comprar algo para la cena también. Ni él ni yo éramos buenos cocineros, pero gracias a Dios podía saciar su estómago con un simple ramen, y eso era lo que iba a comprar.

 Ni él ni yo éramos buenos cocineros, pero gracias a Dios podía saciar su estómago con un simple ramen, y eso era lo que iba a comprar

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Eran las 6 y tanto de la tarde, dentro de poco el sol se ocultaría en el ocaso, anunciando el final de otro aburrido día. Entre en la tienda y esta se encontraba básicamente vacía, solo había 3 personas quizás; después de también tiempo en ese colegio podría decir que me convertí en un lobo solitario, hice algunas amistades, pero ningún vínculo lo suficientemente fuerte, así que el hecho de estar casi solo era un alivio para mí. Tome mis snacks sin olvidarme claramente de mi delicioso helado... Ah y el ramen de mi tío, y me acerque a la caja para pagar.

En ella se encontraba Mia, una de las pocas personas con las que me hablaba en esta comunidad.

— ¿Turno noche? — le pregunte a Mia con una sonrisa.

— Aaafff así es —respondió en tono pesado y haciendo una mueca con sus labios — tengo que trabajar el doble para poder pagar mi universidad.

Mia era una estudiante de intercambien, quien cursaba en la misma escuela donde yo prontamente estaré. Sus padres al igual que ella eran extranjeros, pero logro quedarse como ciudadana en Corea debido a que su madre se casó con un nativo de aquí.

— ¡Arriba esos ánimos hombre! Soy yo quien va a dormir aquí hoy — me alentó ella, quien siempre con su buen aura y hermosa personalidad, podía sacarme alguna que otra sonrisa.

— Tienes razón — le sonreí intentando verme amable, pero la verdad no me sentía del todo bien. Extrañaba a mi familia, hace mucho que no los veía.

— ¿Eso es todo? — pregunto ella, yo asentí, pero al parecer algo logro captar su atención; y lo note porque sus ojos se dirigieron detrás de mí para abrirse de par en par.

— ¡Fuiiiit fiuuuu! Eso si esta como para comérselo entero — me volví y me encontré con el mismo chico de botines mostaza tratando de elegir una película, en aquel estante a una distancia media de nosotros.

— Ah, es mi vecino — explique sin darle importancia, mientras sacaba algunos billetes para pagar.

— ¿Tu vecino? Pero si nunca lo vi por aquí.

— Acaban de mudarse hoy... a la casa que estaba en venta — extendí los billetes para pagarle y tomar mi bolsa de compras.

— Ahora si te voy a visitar más seguido, está más bueno que el pan — Mia no podía quitarle los ojos de encima y esta situación me pareció algo graciosa.

— Nos vemos luego, cuidado y aparece en tus sueños — le dije soltando una risita y me di la vuelta para salir.

—Dios te oiga Jimin — la escuche decir detrás de mí.

El estante las películas se hallaba justo al lado de la salida, así que era imposible no toparme con él. Antes de salir del todo le di una mirada rápida, ahora que lo veía de cerca podría decir que si es bastante apuesto. Pero... ¿Qué más da? Seguro iba a ser otro vecino fantasma como los que ya tenía, o eso creí hasta ese día.

♥Besos y abrazos ❁ ❁ ❁ ❁

El Árbol de Cerezo Kookmin - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora