Capítulo 24: Curiosidad.

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Estaba sentado un martes por la noche frente a mi computadora con solamente algo en mente: porno gay. Pretendía salir ya de dudas, las palabras de mi madre el día anterior me habían dejado más que confundido ¿Y si realmente me estaba precipitando y no me gustaban los hombres? Quería despejar cualquier pregunta en mi mente, y aunque fuera algo vergonzoso y que no había hecho nunca en mi vida, tal vez me otorgaría algunas respuestas.

Pensaba que, al estar arriesgando tantas cosas como por ejemplo el amor de mi madre, por el hecho de estar enamorado de un hombre. Debía al menos plantear bien mis respuestas, ponerles ya un fin a tantas dudas en mi mente. Actuar como un adulto actuaría si se enteraba que su sexualidad estaba cambiando.

Me levante, le coloque cerrojo a la puerta y soltando un suspiro me dispuse a buscar aquel contenido. Lo bueno de esto era que mi tío siempre me otorgaba privacidad, así que no necesitaba ser tan cuidadoso con todo, pero lo que sí, es que por supuesto eliminaría el historial de búsqueda por si las moscas. Entre a la página y había miles de opciones, ninguna parecía llamar mi atención del todo. Seguía bajando y estaba comenzando a alarmarme, mi sudor paso a ser frio, jamás en mi vida había visto a tantos hombres desnudos y de paso juntos en un lugar haciendo eso. No me sentía asqueado, sino atemorizado, aunque no entendía por qué pues... si yo soy gay debería gustarme esto ¿no? Me armé de valor y elegí un video al azar, sin siquiera ver la portada, me coloqué mis audífonos y le di iniciar. Eran dos hombres blancos, uno de contextura delgada y otro más musculoso, estos se encontraban en una cafetería (me estaba centrando en todos los detalles no sexuales para no aterrarme)

Luego de un momento me di cuenta que fijarme en esos detalles minúsculos no estaba ayudando en nada, porque cuando aquel tipo musculoso saco su prominente miembro de sus pantalones, yo entre en crisis. No sabía en donde esconder mi cara, seguro en este momento debería parecer yo un tomate. Y ahí me encontraba yo, como un niño que acababa de descubrir la pornografía y que no había cosa que le avergonzara más en el mundo que eso. Cualquier persona que me viera ahora mismo pensaría que estaba viendo una película de terror, porque mis expresiones eran las indicadas para ese tipo de género. Solo atinaba a taparme los ojos e intentar bajar la página para no ver las escenas. Era todo un niño infantil e inmaduro ¿Cómo era posible que algo así me pusiera tan nervioso? ¡Ni que fuera un virgen maldita sea!

Pero entonces baje mi mirada y observe algo que ni yo creí posible. Mi entrepierna se hallaba despierta, al parecer le valían tres pepinos mis nervios e inseguridades, solo quería acción. Seguí mis instintos carnales y terminé lo que había empezado viendo aquella cinta con más atención. Seguramente me odiaría en la mañana.

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Llegaba a la parada de bus, cuando visualice a lo lejos al pelinegro ya esperando el bus en aquel lugar. La noche anterior llegue a pensar que tenía dudas sobre esto que estaba sintiendo, pero al verlo a él... todas esas dudas se disipaban. Es que era tan hermoso que hacía revolotear a mi corazón y enviar corrientes eléctricas a todo mi cuerpo. Tal vez Jungkook tenía razón en lo de no tomarle importancia a los géneros. Porque a mi corazón no le importaba ni por un segundo que no fuese femenino. Tampoco le importaba que tuviera asignado el mismo uniforme que yo (el de hombres) Pues mi corazón al verlo estallaba en miles de explosiones una tras otra y eso era algo que los géneros no podían superar.

— Hola Jungkook — salude cuando llegue a su lado.

— Hola Jimin — me saludo con una sonrisa. Lo había tomado por sorpresa, él no se había percatado de mi presencia — ¿Qué tal tu día?

— Bien, todo bien —  respondí no siento muy sincero, realmente tenía la cabeza hecha un desperdicio.

— ¿Si vamos a empezar con lo de la exposición hoy? — hizo una pregunta que hizo alterar mis nervios. Con tanto caos en mi cabeza por poco y se me olvidaba la exposición del día viernes, estando ya a miércoles.

El Árbol de Cerezo Kookmin - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora