Capítulo 34: Pesares ajenos.

80 14 1
                                    

Mi cumpleaños había sido una de las mejores cosas que me habían pasado en los últimos años. Jungkook había tenido tanta prudencia en los detalles, que hasta descubrió gracias a Hoseok mi gusto por el pastel de chocolate y avellanas. Era estupendo tenerlo como amigo, como novio, como todo. Yo solo podía reír de felicidad, de hecho, ahora esa era mi nueva actitud. Siempre sonriendo y saltando de un lado a otro expresando alegría a cada lugar a donde iba.

— Sé que parezco egoísta, pero míralo a él — susurro Hoseok solo para mí — comiendo en otra mesa a pesar de que "habíamos limado asperezas" — hizo collidos con sus dedos rodeando sus ojos — es un mentiroso.

— Tal vez piensa que tú te iras de la mesa si él se sienta aquí — opino Jungkook quien había escuchado nuestra conversación.

— ¡¿Te dijo eso?! — pregunto el castaño alterándose.

— No, pero es lo que creo — respondió Jungkook alzándose de hombros.

— Ten calma, sabes lo que ocurrió — le recordé tomando de mi avena.

— Bah, yo solo quiero que sea sincero conmigo, eso es todo — dijo cruzándose de brazos — que diga si vamos a ser amigos o actuaremos como completos desconocidos.

— Hola amigos — saludo Yoongi al sentarse en nuestra mesa.

— Hola — saludamos al unisonó.

Estuvimos un rato más conversando sobre la queja que mortificaba a mi amigo Hoseok. Haciendo hasta que Yoongi diera su opinión sobre el asunto.

Ya nos encontrábamos a lunes. Luego de mi cumpleaños le había comentado todo lo que sucedió a mi madre por llamada, excluyendo por supuesto algunos detalles que no serían de su agrado. Mi padre por su parte se hallaba más distante de lo normal, pero no me perjudicaba del todo. Debido a que más allá de saludos o cortas preguntas, no tenía ninguna relación social con él. Jamos podría haberle admitido que estoy enamorado ni mucho menos hablarle de "mi amigo" Jungkook. Según la ideología de mi padre dos hombres no deben relacionarse más allá que solo para salir a tomar alcohol, o en reuniones familiares.

Nunca relacionarse para conversar de temas que te apenan el alma y ni hablar de hacer pijamadas. "Los hombres de verdad no expresan sus pesares. Mantienen la cabeza en alto y dan sustento a su familia". Eso era lo que siempre decía cuando me retaba por llorar. Lo que él no sabía era que su hijo sufría de bullying, y que tal vez si solo hubiera prestado un poco más de atención, nuestra relación sería mucho mejor ahora.

— Mia ¿podrías alcanzarme el color azul? — le pregunte a la chica morena a mi lado.

— Sí, claro — Mia atendió a mi pedido, y yo procedí a pintar mi repisa de pared de un lindo color azul marino.

— Aaff — solo un suspiro con pesadez y la vi apoyarse de la encimera donde trabajaba.

— ¿Qué? ¿no te gusta la actividad? — trate de deducir.

— No, no es eso — respondió negando con la cabeza.

— ¿Entonces qué? — pregunte curioso.

— Ahg ... es que — intento decir algo negando con la cabeza varias veces.

— Está bien, sino me quieres decir lo entenderé — dije para no presionarla.

— Es sobre Tae — admitió al fin. Yo me quedé dubitativo, pues creí que su malestar se debía al cansancio que le ejercía trabajar y estudiar al mismo tiempo.

— ¿Qué ocurre con él? ¿es sobre su brazo o su madre?

— Eso creo... la verdad es que anda extraño conmigo — una mirada melancólica se plantó en sus ojos haciéndome ver que se refería a algo muy serio, y que le aquejaba la vida.

El Árbol de Cerezo Kookmin - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora