Rôti

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Acto XI: Rôti
Parte 2: De los juegos publicitarios y la caída de un reino



El fin de curso estaba a sólo una semana y Harry disfrutaba de los últimos días en Ilvermony, lamentablemente, debido a sus muchas reuniones con el personal de Hogwarts, sus padres, su padrino y su prometido, no pudo encontrar la cámara secreta dentro del colegio, por qué sí, según las serpientes talladas, había al menos una habitación con reliquias de Isolt y sus hijos y nietos. Sin embargo disfrutó su tiempo dentro la escuela, hizo pocos aunque geniales amigos, dos descendientes de nativos americanos y una niña de México que traía la magia de sus antepasados en sus venas.


Esperaba con ansias el nuevo curso, sin embargo, las vacaciones prometían ser un alivio para él, después de la muerte de Dumbledore hubo bastante silencio, mayormente sólo aceptación por parte de la comunidad mágica de Gran Bretaña a las nuevas reglas, cuando cada vez más magos oscuros comenzaron a aparecer en las pruebas de afinidad empezaron a haber cuchicheos por lo bajo, generalmente partidarios de la luz quiénes aún se creían superiores o al menos moralmente mejores que la facción Oscura, sin embargo, por ahora sólo eran éso, rumores por lo bajo, aunque si rebeldes comenzarán a aparecer; cosa segura que lo harían, ya tenían una unidad de respuesta para ello. Sólo esperaba que su padrino fuera lo suficientemente paciente como para no revelarse antes de tiempo. Era un plan muy cuidadoso, pues debía hacerse de manera a que él pudiera quedarse con la mayor simpatía posible, ya estaban comenzando con un régimen de pociones que le devolvería su antigua apariencia, un mago joven y guapo seguramente le daría algunos puntos con las ovejas. La tarea era francamente sencilla que daba hasta un poco de miedo, las probabilidades de que Lord Voldemort sea amado por la comunidad mágica después de que los planes de Harry y él mismo se asentaran era casi una realidad escrita en piedra.

Sin embargo, aún había otros pequeños problemas alrededor de Baltimore persiguiendo a sus amados padres, diminutos problemas con nombre y apellido pero que eran apenas cuestionables.

Alana aún permanecía en el hospital debido de lo mal que lo pasó su cuerpo mientras estaba bajo los efectos de la maldición Imperius de su padre, Jack era su yo habitual idiota de siempre, exigiendo más de lo que debería al pobre y traumatizado de Will que se negaba a siquiera escucharlo, ignorando sus llamadas y cerrándole la puerta en la cara cada vez que tenía el coraje de aparecer en su casa. En la intimidad de su hogar Hannibal y Will estaban extasiados por al fin deshacerse de Freddie Lounds y a punto de encerrar de por vida a la querida Alana Bloom, había varios hechizos de silencio y secreto sobre ella como para que ni siquiera piense en decir nada sin que su cuerpo duela.


Sin embargo, dejando de lado esas pequeñas cosas, las cosas sólo iban mejorando para la familia de asesinos, Hannibal y Will observaban algunas residencias al menos en el mismo estado que Ilvermony, estar más cerca de su hijo era algo que realmente querían, Abigail estaba en la luna, Firenze le había regalado un collar con una roca desconocida pero brillante de un color azulado y tallada con un montón de runas protectoras, sin embargo dada la forma parecía ser una pieza que encajaba en otra y la ilusión de que el joven centauro llevara su par le hacía doler el corazón.

Y Harry, bueno, el decidió dar una última visita a Hogwarts antes del final del curso, escogió su mejor túnica, sus mejores zapatos y se arregló lo mejor que pudo antes de dirigirse a la oficina del Director, donde un tarro de polvos flú lo esperaba, una llamarada verde después, y el director Flitwick lo saludaba animadamente desde su escritorio en su silla alta. Durante al menos una hora y media hablaron, sobre todo manteniéndose al día y dando algunos informes acerca de los exámenes finales de ése año, que eran los más altos de los últimos setenta años.

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