CAPÍTULO CATORCE.

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Fue el golpe de su cabeza al impactar contra el vidrio de la ventanilla que lo hizo despertar. Primero, se sintió desorientado, segundo, se asustó cuando vio a Louis plácidamente dormido en su regazo. Le tomó un minuto conectarse a la realidad.

Los recuerdos de la noche anterior llegaron uno tras otro. Mierda, aún seguía en el estacionamiento, Nancy debía estar preocupada por él ya que no se tomó el tiempo para enviarle un mensaje con una excusa.

Sus orbes esmeralda se posaron en Louis, sonrió un poco al verlo fruncir el ceño en sueños. Debía despertarlo ya que el reloj seguía corriendo y necesitaba llegar a casa antes de que reportaran su desaparición, sin embargo, no lo hizo. Sólo se quedó viéndolo dormir como si fuese la cosa más importante del mundo.

Su celular vibró en el tablero del auto y supuso que era Nancy llamando. Se imaginó la discusión que se armaría en cuanto entrara por la puerta, vio a Nancy furiosa. Louis se removió en el asiento y acomodó mejor su cabeza en las piernas de Harry.

Era hora, debía despertarlo.

—Louis. —Harry lo movió con suavidad. —Louis.

—¡Cállate! —gruñó y se cubrió el rostro con sus manos.

—Levántate. Debo ir...

—¡Qué te calles maldita sea! —murmuró.

—Pero es tarde y debo irme. —se quejó.

—No me importa. Cierra la boca. —pellizcó el brazo de Harry.

—Eres un grosero. —murmuró Harry sobándose el brazo.

—Ajá.

—Maldito bastardo.

—Cierra la boca.

—No.

—Haz lo que quieras.

Harry lo alejó un tanto brusco y Louis se quejó sentándose en el asiento.

—Dije que debo irme. —Harry bostezó, su cuello adolorido por la mala posición en la que durmió.

—¿Y? —preguntó despreocupado el castaño.

—No puedes venir conmigo, baja.

—Como digas.

—¿No debería estar muriendo por la resaca?

—No bebí. —empujó a Harry y con algo de dificultad abrió la puerta.

–Louis, espe...

—Adiós. —cerró la puerta.

Harry cerró los ojos y suspiró. ¿Qué iba a hacer con Louis? Era complicado pensarlo. No, mejor no, no quería pensarlo.

Sea lo que sea que estaba ocurriendo, no quería que se detuviera. Aún sabiendo que estaba mal ya que estaba en una relación con la prima del chico causante del caos en su mente y en su interior.

A quién engañaba, su relación era sólo una rutina, aún así debía respetarla. A pesar de todo debía respetar a Nancy, aunque creía no estar haciéndolo y eso le traía mucha culpa.

(...)

Fue tal y como lo predijo; ni muy bien entró por la puerta se topó con una Nancy furiosa.

Harry no tenía ánimos para la discusión que estaba por armarse, estaba muy cansado que temía desmayarse en cualquier momento.

—¡¿Se supone que dónde estabas?! —soltó Nancy cruzándose de brazos. —¡¿Dónde pasaste la noche, Harry?! —le cuestionó.

El rizado suspiró con cansancio, enserio, quería evitar esto.

Colapso. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora