CAPÍTULO ONCE.

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Lo primero que hizo al despertar fue darse una ducha y después bajar a desayunar. Estando en la mesa intentó hablar con Nancy para arreglar las cosas y el pequeño malentendido, no funcionó, ella seguía enojada.

Harry odiaba que la pelirroja no fuera madura.

—Harry. —Jay llamó su atención. —¿Podrías ir a llamar a Louis para que baje a desayunar? Es la última puerta girando al pasillo. —indicó.

—Por supuesto. —Harry se levantó y con una última mirada a Nancy salió del comedor. Subió las escaleras y para su mala suerte se encontró con Landon, lo ignoró por completo.

Giró a la derecha saliendo a otro angosto pasillo con una puerta al final, esa debía ser la habitación de Louis. Llamó con suaves golpecitos y esperó más de un minuto, volvió a llamar tocando con más fuerza.

Harry no sabe porqué su corazón instantáneamente comenzó a bombear con mayor fuerza cuando la puerta se abrió revelando a Louis. El castaño le sonrió y se apoyó del marco de la puerta, acaba de salir de la ducha, su cabello mojado se le pegaba a la frente e iba solamente en jeans negros. Por primera vez Harry notó los tatuajes pintados en el torso y brazos del ojiazul.

Se veía... Bien.

—¿Te quedarás allí viendo o me dirás que quieres? —le dijo el ojiazul burlón. Harry lo odiaba de una manera pasiva.

Realmente odiaba que Louis hablara siempre con burla y diversión. Odiaba que se riera de él.

—Baja a desayunar. —murmuró viendo el tatuaje en sus clavículas.

—¿Lindo, verdad? —Louis señaló su tatuaje. —Me lo hice borracho.

—Bien. —Harry se dio la vuelta, se detuvo de golpe y bajó la mirada a su entrepierna.

¿Qué mierda?

No, no, no, esto no estaba ocurriendo.

Una jodida erección.

Tenía una jodida erección por ver a Louis. Eso jamás de los jamases le había ocurrido, no con un chico. Dios, estaba jodido, realmente.

—¿Todo bien? —preguntó Louis a sus espaldas. Harry sintió el calor acumularse en sus mejillas.

—S-si. —dijo en balbuceos, se golpeó mentalmente. —La comida se enfría. —literalmente corrió a su habitación y se encerró en el baño, no se dio atención, sólo esperó a que su problemita bajara.

Maldición, esto era serio.

Después de unos minutos pudo salir del baño como si nada hubiese sucedido. Borraría eso de su mente. Bajó al comedor y actuó con normalidad, su cabeza era un lío de pensamientos que daban miedo.

Por suerte, Louis no desayunó con ellos.

(...)

La tarde ya estaba llegando a su fin. Ese día no fueron a ningún lado, se quedaron en casa por la fuerte lluvia que se desató. Jugaron en la sala de juegos por media hora antes de que todos se aburrieran y terminaran en la sala.

Eli estaba en el teléfono hablando con Stan. Jay le enseñaba a tejer a Harry. El rizado había estado muy distraído y sumido en sus pensamientos, realmente no podía dejar de pensar en lo sucedido ésta mañana.

Su mente era un completo caos, sólo quería que la vocecita en su cabeza se callara para siempre.

Se sintió culpable por tener a Nancy dormida al lado y estar pensando de esa manera en Louis. No debía, pero lo hacía.

Se pinchó el dedo con la aguja y fue la única manera de volver a la realidad. Una pequeña gota de sangre apareció en su pulgar, se lamió el dedo y continuó haciendo el vago intento de tejer.

Colapso. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora