What you left behind {Sarita y Franco- Pasión de Gavilanes}

XII: Las pruebas

-¿Qué demonios encontraron?- Pregunto Albín rápidamente ingresando a la oficina-

Apenas le confirmaron que habían encontrado algo, Albín colgó rápidamente y se dirigió al lugar donde le indicaron, era la primera vez que estaba cerca de descubrir algo que ayudase a su amigo.

Aunque Albín temía que eso no fuese suficiente.

-Son documentos, algunos boletas de compra venta de caballos, algunos recibos, parece ser la firma de Franco.

-Franco jamás firmaría esos documentos

-Claro que no, eso ya lo sé, estamos analizando las firmas para comprobar que sean legitimas

-¿Crees que alguien ha falsificado su firma?

-Sí, alguien muy talentoso, la verdad, la firma es prácticamente idéntica, pero conseguí unos documentos que Franco me firmo presencialmente hace un tiempo, por así que los entregue para que los analizaran junto con lo que hemos encontrado

-¿Saben quién tenía estas cosas en su poder?

-Sí, un hacendado llamado Esteban Contreras

-Pues Franco me hablo de el- Recordó Albín- Me comento que había sido el uno de los que le propuso aquel trato

-Bueno, si ahora comprobamos que ha sido él, ya tienes al culpable

-No, que comprobemos que este tipo tiene algo que ver no garantiza nada, la verdadera mente detrás de todo esto sigue allí fuera

-¿De quién sospechas?

-No puedo sospechar de nadie en especial, ese tipo se esconde tan bien que es imposible dar con alguna pista

Albín le daba vueltas y vueltas en su cabeza a aquel asunto, si lograba liberar a Franco, genial, pero eso no solucionaría el problema, había que atacar a la raíz.

El real problema era que Albín no tenía idea de cuál era esa raíz, y por lo que había podido comprobar en el último año, no se dejaría descubrir tan fácilmente.

Pero primero lo primero, tenía que liberar a Franco a como dé lugar, ya verían luego que hacían con lo demás.

-Aquí están los resultados- dijo alguien ingresando al lugar- Las firmas son falsas, no hay posibilidad de que haya sido Franco Reyes quien las firmó.

Albín suspiró aliviado, tenía pruebas, por fin, luego de un año, había conseguido pruebas que lo ayudasen a liberar a Franco.

Ahora solo tenía que encontrar la manera de comunicarse con la gente que tenía en su poder a su amigo, e intentar llegar a un acuerdo.

{...}

-Sara, no me parece correcto que ese hombre viva en la hacienda- Dijo Gabriela-

-¿Por qué no, mamá?

-No es correcto que el amigo de tu ex esposo viva aquí

La palabra "ex esposo" era como una puñalada al corazón para Sara, sintió como se le revolvía el estómago y se le formaba un nudo en la garganta

-Albín no es solo el ex socio o el amigo de Franco, es amigo mío, mamá.

-¿Tienes algo con ese tipo?

-¿Cómo se te ocurre, mamá? Si vienes en ese plan, te pido que te retires, no tengo ánimos de discutir y mucho menos contigo-

Sara se alejó un poco para hablar con unos empleados. Demetrio Jurado observaba la escena sin decir ni una sola palabra, tenía que averiguar todo lo que pudiese sobre los sentimientos de Sara Elizondo hacia Franco Reyes, pero debía hacerlo de a poco, para no levantar sospechas.