XVIII: El error de Sarita

1.4K 60 16
                                    


-¿Qué sucede, papá?

Andrés ingresó rápidamente en la sala, donde se encontraba Franco

-Hijo, ¿qué sabes de Demetrio Jurado?

Andrés tomó asiento junto a su padre en el sofá.

-Prácticamente nada, papá, solo se que ha estado visitando a mamá en la hacienda

-¿Puedes intentar averiguar algo sobre él? sin ponerte en peligro

-Si, puedo hablar con mamá o la abuela, ¿qué sucede con ese tipo?

-Albin desconfía de él, y sinceramente, yo desconfío de cualquier persona que se les acerque

-Voy a hacerme el interesado en conocerlo mejor, sabes como es la abuela, me contará todo con tal de que la ayude a que ese tipo se acerque a mamá- río Andrés-

-Gracias, en cuanto puedas averiguar algo, dimelo. Otra cosa, ¿qué haces trabajando en ese bar? ¿tu madre lo sabe?

-Claro que no lo sabe, papá

-Andrés, esa mujer es peligrosa

-Lo sé, el bisabuelo me habló de ella

-¿Entonces qué haces trabajando con ella?

-Me metí a ese bar para averiguar sobre ti

-¿Sobre mí?- se sorprendió Franco-

-Si, es que escuche a mamá decir que aquella mujer había vuelto, y luego dijo que sospechaba que tu estabas con ella.

Franco suspiró, sabía lo que Rosario Montes significaba para Sarita, y a Franco le dolía el alma saber que Sara lo creía capaz de buscarla.

Le dolía pensar en cómo se sintió Sara cuando esa posibilidad cruzó su mente...

-Hijo, tienes que salir de allí

-Es que, papá, me agrada la gente que trabaja allí

-Hijo, por favor, si tu madre te descubre allí le da un ataque, Rosario le ha hecho mucho daño, y a tu madre le afecta mucho su existencia

-Voy a hablar con Rosario, ¿si?

Franco se sintió aliviado.

A Sara no le haría ni una pizca de gracia ver a su hijo trabajar con Rosario Montes.

{...}

Sara había pasado los últimos días dándole vueltas a la propuesta de Demetrio Jurado.

La verdad, era que Sara en este momento solo necesitaba alguien que la ayudase en la hacienda.

Sara sabía que podía contar con Albin, pero también sabía que su amigo viajaba muchísimo, y ella necesitaba alguien que la ayudase permanentemente.

La mayor de las Elizondo se dirigió hacia donde se encontraban sus empleados terminando de adiestrar unos caballos.

Para su sorpresa, al llegar allí se encontró con Demetrio Jurado, hablando tranquilamente con Gonzalo mientras señalaba a los vaqueros.

-Demetrio, buenos días- le saludó acercándose a él-

-Buen dia, Sara, disculpa que me haya atrevido a venir tan temprano

-No tienes porque disculparte- le aseguró- Gonzalo, ¿como va todo?- Preguntó dirigiéndose a su empleado de confianza-

-Todo va de maravilla, señora Sara, con su permiso, voy a terminar de darle instrucciones a los empleados.

What you left behind {Sarita y Franco- Pasión de Gavilanes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora