XXIII: Un nuevo giro de 180°

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Sara estaba completamente segura de que estarían bien, siempre habían podido superar los problemas, y este nuevo no sería la excepción.

-Sara -dijo Franco sacándola de sus pensamientos- hay otra cosa de la que debo hablarte

-Dime, ¿hay algo más que deba preocuparme?

-Depende de como te sientas al respecto

Franco alzó su mano y movió un poco su dedo anular, indicandole que hablaba de la alianza que llevaba puesta.

Aquella alianza que los había unido por tantos años, y que ahora ella ya no llevaba....

Porque estaban divorciados.

-¿Que tenemos que hablar sobre eso? -dijo confundida-

-Sara, el divorcio que recibiste no lo envié yo

-¡¿Qué?!

-No se quien ha sido, pero esa no es mi firma, Sara, ese divorcio es invalido

Sara no sabía cómo procesar esa información.

De repente, todo el dolor de aquel día volvió a ella.

El día que recibió aquellos papeles.

Sara recordó cómo su corazón se rompió en mil pedazos, como su mundo se derrumbaba de un momento a otro.

Recordó el dolor de quitarse el anillo, que hoy en día seguía descansando en su alhajero, Sara nunca había tenido el valor para deshacerse de él.

Sara recordó como le había dolido firmar aquellos papeles.

Como cada milímetro trazado de su firma era como si le clavasen mil puñales en el corazón.

Sara comenzó a llorar, sintió sus piernas flaquear, y Franco la sostuvo entre sus brazos al ver que Sara estaba a punto de desmayarse

-Amor -la llamó preocupado- ¿Qué sucede?

Sara simplemente se aferró a él.

Se aferró con fuerza a Franco, llorando en su camisa.

Franco no dijo nada, simplemente dejó que Sara se desahogara mientras le acariciaba el pelo

Luego de unos minutos, Sara logró controlar sus lágrimas, Franco la guió hacia el sofá nuevamente, allí se sentaron ambos, pero sin dejar de abrazarse.

-Sara, ¿qué pasó?

Sara intentó controlar su respiración, que se había vuelto pesada gracias a las lágrimas

-Recordé el día que me llegaron esos papeles -Dijo mirando a Franco a los ojos-

Franco vió el dolor en la mirada de Sara, tenía los ojos rojos, estos transmitían pura tristeza.

Franco ni siquiera quería imaginarse lo que debió haber sido para Sara recibir aquellos papeles.

Intentó ponerse en su lugar, y Franco ni siquiera podía imaginarse cómo se sentiría si la situación fuese al revés.

El jamás se había imaginado estar separado de ella.

-¿Quieres tomar aire? -le preguntó-

Sara asintió y juntos salieron de la casa a caminar.

Franco la guió hacia las zonas menos concurridas, donde no corrían riesgo de que alguien los viese.

Sara quería hablar, pero no sabia que decir.

Saber que no había sido Franco quien envió ese maldito sobre... simplemente la había destruido.

Sara pensó en cómo había cambiado su vida en menos de 24hs.

What you left behind {Sarita y Franco- Pasión de Gavilanes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora