XIV: Aun no es el momento

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Franco miraba por la ventana, aquellos paisajes tan verdes que nunca pensó volver a ver. El viento le acariciaba el rostro a medida que Albin conducia hacia San Marcos.

Franco pensaba en qué le diría a Sara y sus hijos cuando los viese.

¿Cómo les explicaría todo?

Franco intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicarle a su familia el calvario por el que había pasado, cómo explicarles que los amaba más que a nada en el mundo...

Pero de pronto Franco se dio cuenta de algo:

No podia confrontarlos todavia.

Albin lo había sacado de allí, pero el peligro aún continuaba, la persona que estaba detrás de todo esto seguía libre, y no descansaría hasta hallarla.

Si no lo hacía, él y su familia seguían corriendo peligro.

-Albin, no podemos ir a mi casa- dijo Franco de pronto-

Albin detuvo el auto, y miró a su amigo como si estuviese loco.

-¡¿Qué demonios dices, Franco?!

-Piensalo, Albin, el tipo detrás de todo esto sigue libre, no va a dejarme en paz

-¿Y qué vas a hacer? esconderte eternamente?

-Claro que no, solo debo averiguar quien es, para atraparlo, que pague

-Franco, no te metas en venganzas, lo importante es que recuperes a Sara y tus hijos

-No es eso, no es una venganza, ¿tu crees que ese tipo me dejará en paz?

-Ellos solo querian un culpable, ya lo tienen

-No hablo del que me encerró, hablo de quien me tendió la trampa, ese tipo no me va a dejar en paz hasta no verme hundido, si algo le pasa a mi familia por mi culpa nunca me lo perdonaría, no estuve en ese sitio más de un año para nada

Albin suspiró, Franco tenía toda la razón.

-Esta bien, pero tenemos que apurarnos, hermano no puedes esconderte de Sara toda la vida

-Lo que más quiero es ir a buscarla, abrazarla y pedirle perdón, pero no quiero ponerla en peligro, ¿puedo quedarme contigo?

Albin río, Franco no tenía ni idea de donde se estaba quedando.

-Claro que sí, hermano.

Albin encendió nuevamente el carro y siguieron camino, cuando se acercaban a la hacienda de Sara, Franco se volvió loco al ver hacia dónde se dirigía su amigo

-¡Te dije que no a mi casa, Albin!

-Te estoy llevando al lugar donde me estoy quedando, tu quieto y no dejes de te vean, iré por el camino lejos a la casa de Sara

Albin estacionó frente a la antigua casa de la hacienda Trueba, y Franco se quedó en shock al ver aquel lugar

-Hace tanto tiempo que no vengo por aquí... ¿te estás quedando aquí?

-Si, Sara me ofreció el lugar y me pareció ideal, ¿te molesta?

-Para nada, asi podre sentirme más cerca de ellos mientras arreglo todo esto

-Bueno, a instalarse- sonrió Albin-

{...}

-¡Mamá!- Saludo Andres entrando en la casa acompañado de Muriel-

-Hola mi amor, ¿quién es esta chica tan linda?

-Un gusto señora Sara, mi nombre es Muriel

-Un gusto, muriel, pero no me digas Señora Sara, me hace sentir vieja- río- dime simplemente Sarita, y tutéame, por favor

What you left behind {Sarita y Franco- Pasión de Gavilanes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora