-Franco, tenemos que ir ya a la policía
-No, Sara, no aun, necesitamos algo más, con esto solo probaríamos que tiene las tierras, pero puede alegar que las ha comprado legalmente.
-Mamá –habló Andrés- por favor, detén esas obras y aléjate de ese tipo, me da pánico que estés cerca de el
-No, Andrés, ahora es cuando menos puedo alejarme de él, necesito tenerlo cerca para intentar sacar algo más de información.
Franco se puso de pie y caminó hacia su esposa, cuando llegó a su lado, abrazó a Sara por detrás, apoyando su cabeza en el hombro de esta.
-Mi vida, si no quieres no tienes que exponerte, encontraremos otra manera, tu seguridad esta primero que todo – Sara se separó de él y lo miró fijamente a los ojos-
-No pienso detener nada, por averiguar la verdad soy capaz de cualquier cosa.
-Debo ir a trabajar –Anunció Andrés- ¿Te acompaño a casa, mamá? –Sarita asintió-
-No quiero dejar a Gaby sola, y si aparece Demetrio quiero estar en la casa, nos vemos luego, mi amor –Dijo esto último mirando a Franco, antes de darle un beso corto-
Ambos se despidieron de Albín y regresaron a casa en silencio, Sara subió al cuarto de Gaby para comprobar que estuviese en la casa, mientras que Andrés se dirigió al bar. El primogénito de Franco y Sara estaba harto de trabajar en el bendito bar, ya no tenía razones para seguir allí, pero había firmado un contrato como un tonto, y ahora debía cumplirlo. Llegó al bar y saludó uno a uno a sus compañeros mientras acomodaban los instrumentos, a Rosario no se la veía por ningún lado, algo raro, teniendo en cuenta que a ella le encantaba mirar los ensayos de la banda.
-Andrés, ¿puedes llamar a Rosario? Necesitamos que apruebe la nueva versión de "Va a doler" para esta noche –le recordó uno de sus compañeros de banda-
-Pues no tengo idea de donde esté, pero voy a buscarla, ustedes sigan ensayando la nueva versión mientras tanto, no creo que se niegue.
Sus compañeros volvieron a lo suyo y él se encaminó hacia el pasillo que llevaba hacia la casa de Rosario, la cual quedaba en el mismo edificio del bar. La buscó en camarines, pero no la encontró, así que decidió subir por las escaleras, el jamás subía a la casa de su jefa, pero sabía que si no estaba en su camerino, debía estar allí arriba.
-Blanca –habló en voz baja Andrés al visualizar a la empleada de Rosario- ¿Sabes si Rosario se encuentra en casa? Necesito hablar con ella
-No la he visto salir, Andrés, así que supongo que sí, ¿quieres que la busque?
-No te preocupes, sigue con lo tuyo, yo lo hago –le sonrió-
Blanca asintió y se retiró mientras Andrés comenzó a buscar en las habitaciones una por una, pero no había rastros de Rosario, Andrés estaba a punto de bajar al bar, cuando escuchó una voz venir de una de las únicas dos habitaciones que aún no había mirado, con cuidado se acercó a la puerta, y apoyó el oído intentando escuchar algo.
-¿Por qué demonios no estas en casa de Sara Elizondo? ¡Te dije que basta de errores! ¿Qué pretendes?
-Ya cálmate Rosario
Andrés se estremeció al oír el nombre de su madre, pero más se estremeció al escuchar la voz de Demetrio Jurado, ¿desde cuándo ese malnacido conocía a Rosario?
-No me puedo calmar mientras tú sigas cometiendo errores, ¿Cómo mierda se te ocurre no vigilar esa construcción?
-Sara no va a estar presente, y el arquitecto tiene todos los detalles, ¿Qué quieres que haga allí?
-Ganarte la confianza de la estúpida de Sara, vigilar que Franco no se le acerque, no lo sé, pero haz algo de provecho, has estado improvisando por semanas, a estas alturas ya deberías tener esas escrituras.
-Tu misma me advertiste que Sara no confiaba fácilmente en las personas, así que no me apures, que hago lo mejor que puedo
-A partir de mañana te quiero pegado a esa construcción, Sara es muy curiosa, en especial cuando se trata de su trabajo, no dudará en ir a supervisarla
-Sí, ya, como tú digas, ahora necesito que me entregues los papeles qu-
Andrés no pudo seguir escuchando, porque una voz lo interrumpió, era uno de sus compañeros, que lo llamaba desde abajo, podría volver a parar el oído en la puerta, pero subirían a buscarlo y eso sería peor, así que bajó.
-¿Dónde estabas? ¿Hallaste a Rosario?
-No, pero sigamos ensayando sin ella
Luego de un rato, Andrés observó a Rosario bajar al bar, como si nada. Al primogénito de Sara y Franco le hervía la sangre al pensar en esa mujer intentando hacerle daño nuevamente a su madre, ¿Qué razones tenía para hacerlo? ¿Cómo podía seguir aferrada a esa rivalidad veinte años después? Su bisabuelo le había advertido que Rosario no era de fiar, pero Andrés jamás se imaginó que Rosario estuviese tan desquiciada como para aliarse con alguien.
No sabía cómo, pero debía escaparse un rato y entrar en ese cuarto, si Rosario y Demetrio estaban confabulados, él sabía que encontraría algo en aquella habitación donde los había oído.
Por la noche, convenció a uno de sus amigos para que lo reemplazara, excusándose con sentirse mal, Rosario estaba muy concentrada en la presentación de esa noche, como para prestarle atención a su ausencia.
Sin llamar la atención se dirigió a aquel cuarto donde los había oído, y por suerte estaba abierto, como todos los cuartos de la casa de Rosario. Comenzó a buscar algo, pero sabía que se demoraría un buen rato. Aquella habitación parecía una oficina, estanterías llenas de libros en todas las paredes, y un escritorio con varios cajones en el medio de la habitación, ni siquiera parecía un cuarto perteneciente a Rosario.
Lo primero que revisó fue el escritorio, nada por encima, tan solo unos recibos de materiales de construcción, no era lo que estaba buscando, pero de todos modos se los guardó, hasta el más mínimo papel arrugado podría servirle como prueba. En los cajones, tampoco halló nada, parecía que Rosario era buena escondiendo pruebas, pero Andrés estaba seguro de que aquella mujer no era ni la mitad de inteligente que él, después de todo, era hijo de Sara Elizondo, y al igual que su madre, no se le escapaba ningún detalle.
Así que la vista de Andrés no tardó en posarse sobre un bibliorato negro, situado en una de las estanterías, entre algunos libros, era la única carpeta en todas las estanterías, así que Andrés no dudo en tomarla.
Bingo.
Lo primero que observó al abrirla, fueron hojas con la firma de Franco, o de falsas firmas, porque Andrés no dudaba que aquellas firmas fueran tan falsas como las del divorcio. Planos de las tierras de Franco y Sara, divididas por sectores, lista de los bienes que ambos compartían, o mejor dicho, los que habían compartido antes del divorcio.
Había varios folios con otros documentos que Andrés no comprendía en lo absoluto, el solo sabía leer partituras, aquellos documentos que hablaban de caballos y tierras era como si le estuviesen pidiendo leer en chino.
El no entendía absolutamente nada de eso, pero sus padres entenderían a la perfección. Aprovechando que la música en el bar sonaba fuerte, llamó a su hermana.
-Gaby –habló en cuarto su hermana respondió- ¿Esta mamá allí?
-Salió hace un momento con la tía Jimena, ¿Para que la necesitas?
-Dile que me llame en cuanto regrese, por favor, necesito hablar con ella de inmediato.
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What you left behind {Sarita y Franco- Pasión de Gavilanes}
FanfictionMarcharse puede ser duro, pero lo mas difícil, es regresar, y tratar de recuperar lo que dejaste atrás.