Después de que Alastor confesara sus sentimientos a Charlie, ella aceptó pues sentía lo mismo que el, aunque él fue el causante de que Vaggie y ella terminaran.
Ellos mantenían su amor en secreto pues Charlie quería mantenerlo así ya que su relaci...
Charlie se recuperó totalmente de su brazo y pierna izquierda, iba de un lado al otro del hotel para hacer las distintas actividades que planearon para que los demonios puedan llegar al cielo.
Alastor la apoyaba en sus actividades, todo el tiempo estaba de su lado, en ningún momento se separaba de ella ya que la protegía de cualquier demonio que se le acercara, excepto cuando iban al baño, ahí respetaba su privacidad.
Vaggie estaba con Angel, se encontraban en un restaurante teniendo su primera cita, hace una semana idearon un plan para decir lo que de verdad sienten, Vaggie tuvo mas dificultades en aceptar aquellos sentimientos hacia el arácnido, lo consideraba como su mejor amigo y verlo como algo más le costó trabajo, Angel, por otra parte, también le costó trabajo aceptar sus sentimientos, sin embargo, fue el primero en admitir que aquella chica de lindo cabello le gustaba.
Husk y Nifty: su relación fue de las mejores, empezaron hablando privadamente sobre el amor, Husk trataba de ignorar el tema, pero siempre caía en las redes de la pelirroja y hablo con ella, tenían una comunicación abierta, se contaban todo, incluido sus sentimientos. Nifty siempre tomaba las riendas de todo, ella lo besaba, ella lo tomaba de su patita de gato, ella abrazaba. Husk recibía burlas sobre eso y más por parte de su amigo Alastor, lo que no sabían es que él siempre tomaba las riendas de las situaciones cuando estaban en un lugar privado y en donde nadie los molestara.
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Charlie y Alastor caminaban por el hotel, tranquilo y en un silencio bastante cómodo, ambos iban tomados de la mano. Pasaron junto a la habitación de Angel, un ruido extraño se hizo proveniente de ella, los demonios que se tomaban de la mano se miraron extrañados, Charlie acercó su oreja a la puerta y Alastor hizo la misma acción.
Vaggie abrió la puerta de golpe haciendo que los demonios que pegaron su ireja cayeran.
-¿Qué están haciendo? —preguntó la albina.
-Es que... —habló Charlie—. Escuchamos un ruido extraño de la habitación, queríamos saber qué ocurría.
-Ah... es eso, bueno... —desvió la mirada avergonzada—. Angel abrió su closet y... sus consoladores se cayeron, un vibrador se activó, posiblemente fue eso lo que escucharon.
Ella se retiró, sonrojada. Alastor y Charlie voltearon a ver a Angel que acomodaba una caja, seguramente con sus consoladoras dentro, observaron toda la habitación, estaba desordenada por completo, sabían que el arácnido no era ordenado y tampoco acomodaba sus cosas de manera que su habitación estuviera bien, sin embargo, su cama estaba más desordenada que de costumbre.
-No lo creo, conozco a una persona más bella que tú y está justo a mi lado —habló Alastor tomando la cintura de Charlie para acercarla más a su cuerpo.
-Si si si, como sea, ya váyanse que tengo que darme un baño —el albino cerró la puerta en la cara de la pareja de enamorados.
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Día tras día, intentando que algún demonio lograra redimirse, no se podía. La rubia estaba a punto de rendirse, estaba cansándose cada vez más, por suerte, a su lado siempre estaba Alastor, apoyándola, por más que él pensara que es imposible la redención, le daba ánimos a su novia, no quería para nada verla triste.
Se encontraban en el patio practicando una de las actividades encomendadas para los pecadores, Charlie daba las instrucciones del juego, aunque era sencillo y la mayoría de las personas lo conocían.
Dió inicio al partido, los demonios comenzaban a botar el balón y pasárselo entre los jugadores de su mismo equipo, no permitían las peleas y tampoco insultos, por lo tanto tenían que respetar a cada jugador.
-¡Oh, lo siento! —expresó un demonio, le había pegado por accidente a un pecador y le ayudó a levantarse.
-No es nada, estoy bien —dijo el contrario—. Gracias, ¡bien sigamos jugando!
Todos se divertían, jugaban alegremente, sin peleas, sin discusiones, sin golpes, sin pescados.
Un luz proveniente del cielo infernal se hizo presente, de aquella luz salían unos ángeles: hermosos, con alas blancas cual perlas, sus aureolas eran las que más veían los demonios.
-Charlotte Magne —mencionó un ángel de cabello azulado.
-¿Si? —musitó la rubia.
-Necesitamos hablar con usted —dijo el ángel de cabello blanco, Alastor tomó de la mano a su novia con fuerza, a pesar de que eran ángeles sin ninguna intención de atacar —ya que hoy no hay purgas— siempre estaría junto a Charlie y la protegería de todo.
-¿Tiene alguna parte en donde podamos hablar privadamente, señorita Charlotte? —nuevamente habló el ángel peliazul.
-¿De qué quieren hablar? —cuestionó Alastor, su ceño estaba ligeramente fruncido.
-Acerca de la redención de los demonios —explicó el ángel albino.
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