-'๑'- diez

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Sunny intentaba seguirle el paso a Suho pero estaba quedándose sin aire y sus piernas empezaban a dolerle. Giró por un callejón y, al ver que los matones y su compañero estaban muy lejos de su panorama, se tiró al suelo de rodillas mientras controlaba su respiración para no desvanecerse.

—¡Yiah! ¡Soy delgada por genética, no por hacer ejercicio! ¡Ténganlo en consideración para la próxima vez que juguemos a las carreras! —se quejó y empezó a sacudir sus manos para darse más aire.

Escuchó el sonido de unos pasos detrás suyo y no pudo evitar gritar aterrorizada cuando sintió que alguien tocó su espalda.

—¡Moon Sunhee! —era Jugyeong, quien salía de su escondite seguida de Seojun.

Su amiga le ofreció su mano para ayudarla a levantarse y cuando estaba a punto de aceptarla, Seojun la tomó por la cintura y la colocó de pie fácilmente como si ella fuera una muñeca de juguete.

—Gracias —Sunny solo pudo agradecer incómoda mientras sacudía su uniforme y veía a sus dos compañeros de clase discutir porque Seojun no quería darle las gracias a Jugyeong por salvarlo.

Ella quería avisarles que Suho había ido tras ellos y que probablemente necesitaría de su ayuda, pero luego pensó que él podía arreglárselas por sí mismo. Si era el primer puesto de su clase, era demasiado listo como para no enfrentar a los maleantes él solo.

Y si ella iba a intervenir en una pelea esa noche, era en la de sus dos acompañantes.

—¡Cállense y volvamos a casa! ¿No tienen hambre? —pidió ella ya sin energía y los dos la obedecieron al escuchar su estómago rugir.



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El grupo de tres estudiantes caminó de regreso hacia el karaoke para poder tomar el autobús —en el caso de Seojun, montar su motocicleta— y volver a casa. Jugyeong ingresó al local en búsqueda de sus amigos ya que ellos tenían su mochila, pero aparentemente ellos ya no estaban allí. Sin su mochila, Jugyeong no podía volver a casa ya que no tenía dinero y Sunny solo llevaba lo justo para un pasaje.

—¿Los encontraste? —quiso saber Sunhee y Jugyeong negó con la cabeza sin saber lo que haría.

Y entonces, una maravillosa idea se le pasó por la mente.

𝐁𝐔𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐑𝐄𝐃 | 𝐇𝐚𝐧 𝐒𝐞𝐨𝐣𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora